AFP
Un rapero iraní detenido a finales de octubre, tras expresar su apoyo a las manifestaciones contra el régimen, puede ser condenado a muerte al término de un proceso que comenzó el sábado a “puerta cerrada”, afirmaron sus familiares en su cuenta Twitter.
Irán es el escenario de un movimiento de protesta desencadenado el 16 de septiembre por la muerte de la joven Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años, fallecida tras ser detenida por la policía de la moral en Teherán.
Las autoridades denuncian estas protestas como “disturbios” promovidos por Occidente.
Al menos 416 personas murieron en la represión de las manifestaciones, según un último balance difundido por la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega, mientras que 15.000 fueron detenidas según el Relator Especial de la ONU sobre Irán.
Toomaj Salehi “está en grave peligro en este momento”, escribieron el sábado familiares del rapero en su cuenta Twitter. “Su juicio se desarrolla a puerta cerrada” sin representación legal, agregaron.
El rapero, según la misma fuente, está acusado de ser un “enemigo de Dios” y de “corrupción en la tierra”, delitos punibles con la pena capital.
El 2 de noviembre, la agencia de noticias oficial Irna publicó un video en el que, según ella, el Salehi llevaba una venda en los ojos y decía haber “cometido un error”.
“Confesiones forzadas”, denunciaron inmediatamente activistas de derechos humanos.
Poco antes de su arresto, el rapero había dado una entrevista muy crítica del régimen a la cadena canadiense CBC. “Se trata de una mafia dispuesta a matar a toda la nación (…) para conservar su poder, su dinero y sus armas”, denunció.
La justicia iraní ya ha dictado seis sentencias de muerte desde el comienzo de las manifestaciones a mediados de septiembre, pero se espera que esta cifra aumente, ya que, según Amnistía Internacional, al menos 21 personas están siendo juzgadas por delitos punibles con la pena capital.