El éxito musical del verano en Siria habla de amor y de ruptura. Pero más que la letra, la popularidad de “Ya Weel Weely” (¡Oh desgracia, mi desgracia!) proviene de su clip que reproduce con humor los permanentes cortes de energía del país.
Desde su lanzamiento a finales de julio, la balada del grupo sirio “Safar”, cofundado por el cantante Shadi Safadi, suma más de cinco millones de visualizaciones en YouTube.
Cuando el grupo de seis músicos se dispuso a realizar el video musical de bajo presupuesto, el principal reto fue grabarlo en medio de los cortes de electricidad cotidianos.
“Cada vez que visitaba a uno de ellos (los músicos), la electricidad se cortaba invariablemente”, recuerda el director del clip, Yazan Shorbatji.
“Entonces, ¿por qué no filmar la canción y resaltar la situación del sector eléctrico?”, se pregunta, explicando que finalmente integró el problema al video utilizando linternas y baterías recargables.
En un país donde la guerra, desatada en 2011, devastó la economía y las infraestructuras, la vida cotidiana de los sirios está marcada por todo tipo de penurias, incluyendo la de la electricidad, con cortes que pueden durar hasta 20 horas en Damasco, la capital.
El video, de aproximadamente cinco minutos, comienza en la oscuridad. Una mano enciende un mechero. Luego, el pálido rayo de una linterna atraviesa la oscuridad de la habitación, iluminando tenuemente un pez dorado en su pecera, antes de posarse sobre los músicos, todos vestidos de negro.
Se ven dos manos en un sintetizador, luego dedos rascando las cuerdas de una cítara. Finalmente, el cantante inicia con voz gutural su melancólica balada: “No digas que mi corazón es duro y está hecho de piedra”, dice Shadi.
En otra escena, el grupo se muestra adorando una lámpara que tiene un filamento tembloroso. Y en otras imágenes, se ve que los instrumentos y el soporte del micrófono fueron decorados con varias luces de colores.
“Este video se hizo con todo tipo de bombillas LED y de lámparas con pila. ¡¡¡True Story!!! (“Historia real)”, se lee al final del clip.
“A la gente le gustó la letra y la música, pero la audiencia también se sintió conmovida por el clip”, dijo Wafi al-Abbas, uno de los miembros de Safar.