AFP
Venecia permanecerá por el momento fuera de la lista de sitios considerados Patrimonio de la Humanidad en peligro, una decisión de la Unesco que obliga a las autoridades italianas a tomar medidas urgentes para mejorar su conservación.
Los asesores del organismo de la ONU, que habían recomendado en junio que se agregara a Venecia en esa lista después de un informe anual que denuncia también el exceso de turismo, decidieron dar plazo hasta diciembre de 2022 a Italia para tomar medidas para preservar su delicado y único ecosistema.
El comité de la Unesco, reunido en Fuzhou (China), tomó en cuenta la decisión del gobierno italiano de prohibir el paso de enormes cruceros por la laguna de Venecia y por el canal de Giudecca.
“Venecia no ha sido incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad en peligro. Gracias a las decisiones del gobierno de bloquear el paso de grandes barcos frente a la plaza de San Marcos y el canal de la Giudecca, se logró un primer e importante resultado”, reaccionó el ministro de Cultura, Dario Franceschini.
“Ahora, la atención global sobre Venecia debe seguir siendo alta y es deber de todos trabajar para la protección de la laguna e identificar un camino de desarrollo sostenible para esta realidad única, en la que la cultura y la industria creativa están llamadas a desempeñar un papel protagonista”, agregó el ministro.
Además de los daños ocasionados por los cruceros, el comité de Unesco señaló que las características especiales de la icónica Venecia también se estaban deteriorando por otros factores.
– Los males de Venecia –
El informe advierte sobre el impacto del turismo masivo, reconoce que es un problema la disminución constante de la población y denuncia las deficiencias en la gestión de la ciudad, lo que ha implicado una pérdida de la autenticidad histórica de Venecia.
Como primera medida, Italia prohibió a partir del 1 de agosto la navegación de grandes cruceros por el Gran Canal.
La decisión fue anunciada el 13 de julio por el primer ministro Mario Draghi, quien considera que con ello se abre “una etapa importante para la preservación de la laguna veneciana”, que llevaba décadas sufriendo por el paso de cruceros que transportan a millones de turistas a la ciudad italiana.
Los barcos de más de 25.000 toneladas brutas, de más de 180 metros de largo y 35 de alto, cuyas emisiones contengan más de 0,1% de azufre, no podrán atravesar el corazón de la célebre ciudad bizantina, construida sobre el agua.
Los navíos, que aportaban millones de euros a los cofres de la ciudad por el pago para atracar, tendrán que amarrar en el puerto industrial de Marghera, sobre la laguna, donde se proyecta la construcción de una infraestructura para acogerlos.
Los cruceros más pequeños (de cerca de 200 pasajeros) podrán seguir desembarcando en el corazón de la ciudad, según precisó el comunicado del gobierno.
Los defensores del patrimonio y del medio ambiente llevan años denunciando el daño que estos navíos causan al frágil ecosistema de la laguna y a los cimientos del casco histórico de la ciudad.
El debate volvió al primer plano el mes pasado con la vuelta de los cruceros tras la pandemia de coronavirus, que desató también una crisis económica por la ausencia de turismo.
Para el ministro para las Infraestructuras, Enrico Giovannini, se trata de un paso necesario para proteger la integridad ambiental, paisajística, artística y cultural de Venecia.