AFP
Numerosos egipcios asocian el tambor tabla con bailarinas del vientre y sórdidos clubes nocturnos, pero percusionistas mujeres están dando al instrumento una nueva imagen.
Son ahora ellas las que tocan el instrumento en forma de copa, del cual se encontró una versión temprana en el antiguo templo de la diosa Hathor en Qena, al sur de Egipto.
Omnipresente, su ritmo anima bodas egipcias, conciertos y fiestas de baile improvisadas.
Sin embargo, ciertos profesionales que lo practican son asociados a clubes nocturnos, donde acompañan las ondulaciones de las bailarinas del vientre, consideradas por muchos egipcios como figuras de mala reputación.
“La imagen pública de la tabla es muy negativa”, explica el experto en música Ahmed Al Maghraby. “La gente lo asocia con una falta de moral”, prosigue.
Para el músico Mostafa Bakkar, que luchó contra la desaprobación de su familia tras decidir convertirse en profesor de este instrumento, esto esta cambiando.
“Actualmente hay conciertos exclusivamente de tabla”, pero pese a ello a veces “la gente se burla y pregunta +¿Dónde está la bailarina?+”, comenta.
El chiste tiene sus raíces en la exitosa película de 1984 “Al Raqessa wal Tabal” (La bailarina y el músico de tambor tabla), que cuenta la historia de un percusionista cuya carrera se detiene después de la partida de su compañera de danza del vientre.
– La mujer y el tambor tabla –
Bakkar, de 30 años, explica a AFP que organiza círculos improvisados de tambores tabla para aficionados. “Los reparto y tocamos música al unísono”, detalla.
“Es una especie de terapia de grupo”, subraya la neuropsicóloga Christine Yacu, que participa habitualmente en las sesiones de batería de Bakkar. “Vi lo feliz que este instrumento puede hacer a la gente, así que ahora lo utilizo como terapia musical con mis pacientes”, indica.
Al practicar percusión juntos, “aumentamos nuestra capacidad de atención, porque la tabla permite expresarse sin hablar”, abunda.
La mayoría de los músicos profesionales que tocaban este instrumento siempre fueron hombres pero, en la actualidad, cada vez son más las mujeres egipcias que hacen sonar este instrumento, ya sea profesionalmente o como aficionadas.
En 2016, Rania Omar y Donia Sami se volvieron virales en las redes sociales con un video que atrajo a una buena cantidad de alborotadores en línea, pero también una efusión de apoyo. Alentado, el dúo se convirtió en la primera banda de tambor tabla de mujeres en Egipto.
En 2019, Soha Mohamed, de 33 años, se unió a ellas para crear “Tablet al Sitt” (La tabla de la mujer), para dar a todas las mujeres “la oportunidad de cantar libremente y tocar el instrumento”.
Desde entonces, Mohamed viaja junto a ocho percusionistas por todo Egipto, presentando al público nuevas versiones de clásicos tradicionales.
Para la miembro de la banda Rugina Nader, que pasó 12 de sus 21 años de vida tocando el instrumento, llegar a ser percusionista a tiempo completo fue un camino largo y dificil.
“Molestamos a los hombres porque somos competidoras. Además el público nos ama”, subraya a AFP. “Hay obstáculos, pero eso no nos impedirá seguir rompiendo las reglas”, resume.