AFP
Como muchos en su generación, Vijay Damerla consigue en internet la mayor parte de la música que escucha. Pero el joven de 20 años se está convirtiendo en un adicto a los discos de vinilo, que acumula cual fanático.
Para este estudiante que ni siquiera tiene un tocadiscos, juntar vinilos es como tener el póster de un artista o de un álbum, “excepto que, en realidad, es una especie de reliquia del pasado”.
Celine Court, de 29 años, también colecciona vinilos (afirma poseer unos 250 discos). Dice que lo hace por su sonido cálido y nostálgico, ausente según muchos oyentes en la música digital.
“Escuchar música en vinilo es muy diferente”, comenta Court a la AFP mientras examina pilas de discos en Village Revival Records de Nueva York. “Se siente auténtico”.
La popularidad del vinilo ha crecido en los últimos años en Estados Unidos, un cambio después de que los CD y las descargas digitales reinaran durante la década de 1990 y principios de la de 2000.
En 2022, las ventas de vinilos (41 millones) superaron a las de CD (33 millones), por primera vez desde 1987, según datos difundidos el jueves por la Asociación de la industria discográfica estadounidense (RIAA).
Los ingresos por vinilos ya habían comenzado a superar a los de CD desde el reporte de la RIAA de 2020.
Los grandes minoristas, incluido Walmart, adoptaron el formato retro, y artistas como Taylor Swift, Harry Styles y Billie Eilish se sumaron a la tendencia.
Esta semana, la banda de rock duro Metallica compró uno de los fabricantes de vinilos, Furnace Record Pressing, para satisfacer la demanda de sus propias reediciones.
Las tiendas más pequeñas también alimentan el interés de los jóvenes: Jamal Alnasr, propietario de Village Revival, tiene en stock unos 200,000 discos de vinilo, sin mencionar los CD y casetes.
“¿Quién se imaginaría que los vinilos volverían a la vida?”, dice el dueño de la tienda de 50 años, quien se mudó a Nueva York desde Cisjordania cuando era un adolescente.
Alnasr llegó a donar gran parte de su propia colección personal, que estima podría valer unos 200,000 dólares actualmente, a una institución de archivo.
“En los ’90 hablar de vinilo no estaba muy en onda”, se ríe. Pero ahora, “esta nueva generación viene buscando toda la música de los años 1930, 1940 y 1950”.
“En realidad saben más que nosotros, los que crecimos en las décadas de 1990 y 1980”, agrega. “Es algo hermoso”.
– “Experiencia física” –
Alnasr vende vinilos nuevos y usados. Debido al alto costo de fabricación y distribución, el margen de ganancia en artículos nuevos no supera el 5%, y depende de los coleccionables originales para compensar la diferencia.
Con un alquiler mensual de en 15,000 dólares por su local en Greenwich Village, hoy uno de los barrios más caros de Nueva York, el negocio de Alnasr vive permanentemente en la cuerda floja.
“Cada vez que estoy a punto de fundirme, simplemente tomo todo lo de mi colección personal y lo vuelvo a poner en el negocio”, asegura. “Creo que (…) amo mi negocio más de lo que me amo a mí mismo”.
Como Vijay Damerla, Alnasr dice que muchos compran vinilos como un objeto de arte y descubren la música más tarde.
Amigo de Lana del Rey, Bella Hadid y Rosalía, Alnasr está dispuesto a adquirir y enviar discos de vinilo a clientes VIP. Pero prefiere que los compradores sientan la “experiencia física” de ir a la tienda.
“No quiero vender esto en línea”, dice. “Quiero que la gente venga, que rebusque entre los vinilos y se informe (…) hay muchas joyas escondidas aquí”, explica con entusiasmo.
Independientemente del renacimiento del vinilo, las ventas de música en soporte físico se limitan todavía a un nicho, y el formato de escucha dominante sigue siendo el streaming.
Los servicios, tanto los de las suscripciones pagas como los de las plataformas con avisos publicitarios, crecieron un 7% para alcanzar un récord de 13,300 millones de dólares en ingresos en 2022, según la RIAA, lo que representa el 84% de las ganancias totales de Estados Unidos.
Pero Celine Court, oriunda de los Países Bajos, dice que el streaming es “demasiado rápido, demasiado fácil”.
“Hay una mejor energía cuando coleccionas tus vinilos, cuando los escuchas y estás orgulloso de ellos”, asegura.