AFP
Amputadas de una mano, en silla de ruedas o en muletas: una veintena de modelos participaron en un desfile de moda en Abiyán para romper un tabú y cambiar la percepción de la sociedad sobre la discapacidad.
Majestuosamente vestida con un vestido verde y blanco, Sylvia, apoyada en muletas, abre el desfile al borde de la piscina de un gran hotel de la capital económica de Costa de Marfil, ante un público entusiasta.
Con un conjunto de sastre rojo, un vestido bogolán (tejido africano multicolor) o una túnica azul con motivos impresos, las modelos lucen en el podio las últimas creaciones de los modistos de Abiyán en el evento bautizado “Fuertes y bellas en plural”.
Hace seis meses Grace Bého, amputada del antebrazo después de un accidente de tráfico, creó la Fundación Mougnan (“Avanzar a pesar de las dificultades” en lengua guéré del oeste de Costa de Marfil), organizadora del desfile el 3 de diciembre coincidiendo con el Día Mundial de la Discapacidad.
“Creo que las mujeres que van a mirarnos y que todavía no tienen confianza en ellas mismas, van a asumirse y mostrarse ante el mundo como son”, comenta Grace al descender del podio.
Por su parte, Leslie Antsere, que sufre de una neurofibromatosis -enfermedad incurable que le deforma rostro-, está contenta de haber participado en “una manifestación que le evita avergonzarse de ella”.
“Incluso en una situación de discapacidad, podemos superarnos y hacer muchas cosas. Vencer la discapacidad es aceptarse a sí mismo. La mirada y la crítica de la sociedad no afectarán nuestra personalidad”, expresa al micrófono la maestra de ceremonias Nelly Aka, luciendo zapatos con talones altos a pesar de una discapacidad en los pies.
– Miedo de ser juzgadas –
Aunque Costa de Marfil registra oficialmente 453.000 personas con discapacidad, es decir, 2% de su población, la organización de tal acontecimiento sigue siendo excepcional.
“Hablar de una persona discapacitada en el mundo de la belleza es tabú en Costa de Marfil” lamenta Ange Prisca Gnagbo, otra organizadora de la velada. “Están al margen en todos los espectáculos que promueven la belleza”, explica.
Y el aislamiento de las personas con discapacidad va más allá de la moda. “Muchas de estas mujeres discapacitadas, muy vulnerables, rechazadas y marginadas, se esconden por miedo a ser juzgadas”, confirma el sociólogo marfileño Yves Ouya.
Abdoudramane Coulibaly, consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y responsable de la oenegé “Movilidad HP”, destaca que la discapacidad también se enfrenta a una falta de voluntad política. “Propongamos a la gente sana que camine durante un día con muletas y seremos mucho más escuchados que con grandes discursos”, afirma. “Esto podría eliminar los prejuicios contra las personas con discapacidad”, añade.
Al apostar especialmente por el desarrollo personal, el liderazgo y la inserción profesional de estas mujeres, la asociación Mougnan espera romper un tabú en Costa de Marfil.
“Queríamos hacer algo diferente. Recaudar fondos para promover a las personas con discapacidad, forzarlas a salir de su caparazón”, explica Junior Gbamélé, su vicepresidente. “Sueño con ver en las próximas décadas a una persona discapacitada imponerse donde le han cerrado las puertas”, subraya Grace Beho.