AFP
La popular pareja formada por el príncipe Guillermo y su esposa Catalina, cada vez más considerados como el futuro de una monarquía británica envejecida y un tanto apolillada, celebró este jueves sus diez años de matrimonio.
Guillermo, de 38 años y segundo en la línea de sucesión al trono, y Catalina, de 39, se casaron en la abadía de Westminster el 29 de abril de 2011, tras haberse conocido en la universidad escocesa de St Andrews y haber compartido siete años de relación.
Ahora tienen tres hijos: el príncipe Jorge, de siete años; la princesa Carlota, de cinco, y el príncipe Luis, de tres años.
En un vídeo publicado el jueves en las redes sociales para la ocasión, la pareja aparece jugando con los niños en el jardín de su casa de Norfolk, en el este del país, asando malvaviscos en una hoguera de leña y paseando por las dunas, todo sonrisas, alimentando su imagen de familia perfecta.
El vídeo iba acompañado de un mensaje en el que Guillermo y Catalina agradecían los “diez años de apoyo recibidos en nuestra vida familiar”.
Después de haber ejercido durante una década sus funciones de duque y duquesa de Cambridge, los títulos que les otorgó la reina cuando se casaron, la pareja forma parte de los miembros más apreciados de la institución.
Ambos han sabido combinar el desempeño de sus obligaciones protocolarias y obras de caridad con una gran discreción sobre su estado de ánimo, y ya se les considera el futuro de la monarquía.
Ofrecen un rostro moderno a la familia real, encarnada en primer lugar por la reina Isabel II, que a sus 95 años acaba de perder a su esposo, Felipe, casi centenario; y por su heredero, el príncipe Carlos, de 72 años.
Adaptándose perfectamente al mensaje “Never complain, never explain” (Nunca quejarse, nunca justificarse), también presentan un contraste con el turbulento hermano de Guillermo, Enrique, y su esposa, Meghan, que sacudieron a la institución con sus confidencias y acusaciones de racismo.
“Los Cambridge son la familia más normal que hayamos visto nunca dentro de la familia real, lo que es un buen augurio para el futuro”, dijo a la AFP la experta en la monarquía Penny Junor.
– Relaciones tensas –
Las declaraciones hechas por Enrique (36 años) y Meghan (39) a un programa de televisión de Estados Unidos dieron la sensación de que las relaciones dentro de la monarquía, y en especial entre los “Fab four” -como se apodaba antaño a los dos hermanos y sus esposas- son tensas.
La pareja denunció una falta de apoyo y acusó de racismo a un miembro de la institución, sin revelar su identidad, lo que empujó a Guillermo a defender la monarquía, asegurando a los periodistas que la suya no es “en absoluto una familia racista”.
Enrique también afirmó que Guillermo y su padre, el príncipe Carlos, estaban “atrapados” por las convenciones sociales, y Meghan acusó a Catalina de haberla hecho llorar antes de su boda, en 2018.
Estos episodios les granjearon pocos seguidores a Enrique y Meghan, cuya popularidad en el Reino Unido sigue siendo mucho menor a la de otros miembros de la familia real, que en un conjunto se beneficia de un aumento de la simpatía de los ciudadanos desde la muerte de Felipe.
Según los sondeos, los Cambridge gozan de una gran popularidad. Guillermo, por ejemplo, es mucho más apreciado que su padre, hasta el punto que un tercio de los británicos desearía que fuera él quien sucediera a su abuela.
En cuanto a Catalina, es la tercera persona más popular de la familia y dos tercios de los británicos opina bien de ella, según un sondeo del instituto YouGov publicado el martes.
Adulada por gran parte de la prensa, Catalina se ganó muchos elogios por su actitud digna y su estilo durante el funeral del príncipe Felipe el 17 de abril en el castillo de Windsor. Una impactante fotografía en la que aparece con velo y mascarilla negros, con la mirada fija en el objetivo, dio la vuelta el mundo y llevó a muchos a compararla con la fallecida princesa Diana, madre de Guillermo.
“Creo que ella es absolutamente extraordinaria”, apuntó Penny Junor, que la ve como la “modelo de lo que debería ser una futura reina”. “Tiene tal presencia, tal elegancia, que no tiene nada que envidiarle a Guillermo”.