La coronación de un nuevo monarca británico

AFP

La coronación de un soberano británico es una ceremonia altamente simbólica, única en Europa, con reglas y rituales que se remontan a siglos atrás. La coronación de Isabel II en 1953 precisó más de un año de preparación. 

– Periodo de luto –

La coronación de un nuevo monarca no tiene lugar inmediatamente después de la muerte del precedente, para permitir un periodo de luto y la organización de una ceremonia compleja. 

Esta es independiente de la proclamación, que en el caso de Carlos III tuvo lugar el 10 de septiembre, dos días después del fallecimiento de su madre.

Isabel II, que se convirtió en reina el 6 de febrero de 1952, el día en que murió su padre, fue coronada el 2 de junio de 1953, quince meses después, ante más de 8,000 invitados en la Abadía de Westminster. 

Se prevé que el nuevo rey, de 73 años, prefiera “una coronación más rápida y reducida”, según Bob Morris, experto en la monarquía británica.

– Ceremonia de coronación –

La ceremonia de coronación tiene lugar en la Abadía de Westminster y es oficiada por el Arzobispo de Canterbury, líder religioso de la Iglesia anglicana.

El arzobispo presenta el nuevo gobernante a la audiencia y el soberano pronuncia el juramento de coronación. 

En este, redactado en 1688, el monarca jura solemnemente gobernar al pueblo británico de acuerdo con las leyes aprobadas en el parlamento, aplicar la ley y la justicia “con clemencia” y “hacer todo lo posible” para preservar la Iglesia anglicana y la religión protestante.

A continuación, el arzobispo unge al mandatario con aceite consagrado y lo bendice en el trono del rey Eduardo, fabricado en 1300 y utilizado en cada coronación desde 1626. 

El soberano recibe finalmente sus ornamentos reales, entre ellos el cetro y la corona, que es colocada por el arzobispo. 

– Coronación de la esposa –

A menos que se decida lo contrario, y si el nuevo soberano es un hombre, su esposa es proclamada reina consorte y coronada, siguiendo una ceremonia similar pero simplificada.  

Esta se convertirá en reina viuda (o reina madre si la anterior reina viuda sigue viva) a la muerte del rey, a quien sucederá su primer hijo, independientemente del sexo.

En el caso de que una reina acceda al trono, su marido no se convierte en rey y no recibe la unción sagrada.

En uno de sus últimos actos decisivos para la sucesión, la reina Isabel II dio su bendición a que Camila se convirtiera en “reina consorte”, resolviendo una larga cuestión sobre el tratamiento a la esposa de Carlos.

– Las joyas de la Corona –

El Reino Unido es la única monarquía de Europa que sigue utilizando trajes y adornos, como cetros y espadas, en las ceremonias de coronación.

La corona de San Eduardo, fabricada en 1661 para la coronación de Carlos II, se utiliza tradicionalmente durante la ceremonia. 

Fabricada en oro, plata, rubíes y zafiros, pesa más de dos kilos y se coloca en la cabeza del monarca en el momento de la coronación.

Al salir de la abadía se lleva una corona más ligera. Compuesta por 2,868 diamantes, fue fabricada en 1937 para la coronación del rey Jorge VI y también la lleva el soberano en la apertura anual del Parlamento.

– Invitados –

En 1953, 8,251 invitados de 181 países y territorios participaron en la coronación de Isabel II.

Entre ellos había muchos representantes de monarquías extranjeras, pero ningún soberano europeo, respetando una tradición real. 

Tras la ceremonia, tiene lugar una larga procesión por las calles de Londres. 

Aunque la Abadía de Westminster y el Palacio de Buckingham están a menos de 1,5 km de distancia, el recorrido de la procesión fue de 7,2 km en 1953 para permitir la asistencia del mayor número de personas posible.