AFP
El cine japonés, mal financiado y “ensimismado”, ya no consigue atraer nuevos talentos, lamenta el aclamado director Hirokazu Kore-eda, que colabora con jóvenes realizadores en una serie prevista próximamente en Netflix.
El cineasta de 60 años, ganador de la Palma de Oro de Cannes en 2018 con “Un asunto de familia”, considera que las actitudes complacientes y las duras condiciones laborales en la industria local impiden que sus producciones alcancen el éxito internacional de las obras surcoreanas.
“Nuestro entorno creativo debe cambiar”, declara Kore-eda en una entrevista a la AFP, en la que critica los bajos salarios, las jornadas maratonianas y las incertidumbres de los talentos debutantes.
“A lo largo de mi carrera, me he podido concentrar en perfeccionar mi arte. Pero al mirar a mi alrededor, veo que los jóvenes ya no escogen trabajar en el cine o la televisión”, asegura.
Para aportar su grano de arena, el artífice de “Still walking” (2008) o “Nadie sabe” (2004) decidió colaborar con tres jóvenes realizadores en una serie que debe difundirse en enero en la plataforma Netflix.
“Soy más bien yo quien ha querido robarles cosas”, asegura Kore-eda, que alaba la calidad de sus jóvenes colegas y su “conocimiento del material, mucho mejor” que el suyo.
Bautizada “Makanai: la cocinera de las maiko”, esta producción de nueve episodios adaptada de un manga se desarrolla en Kioto (oeste de Japón) en la comunidad de las aprendices de geisha.
– Mercado local –
La animación japonesa goza de aprecio en el mundo entero, pero las películas y series de acción real del archipiélago no consiguen la atención de producciones coreanas como “El juego del calamar” o “Parásitos”, ganadora del Óscar a mejor película.
El gobierno surcoreano no reparó en gastos para respaldar a su industria audiovisual, lo que ha llevado a grandes éxitos en los últimos 20 años.
Pero “durante este tiempo, Japón se ha ensimismado” porque el mercado local ya le basta, observa Kore-eda.
“Es por eso que hay esta distancia” entre los dos países, opina el cineasta, que optó él mismo por ejercer su talento fuera del archipiélago.
Grabar “La verdad” (2019) en Francia con Catherine Deneuve y Juliette Binoche y “Broker” (2022), una película surcoreana sobre el tráfico de bebés, le permitió entender mejor las lagunas del cine japonés, asegura.
Kore-eda y otros realizadores nipones pidieron este año fundar un equivalente local del Centro Nacional de Cine, que gestiona el Estado francés, para mejorar la financiación de la creación audiovisual y las condiciones de trabajo.
– ¿Vivir solo del cine? –
Según un sondeo del gobierno nipón de 2019, dos tercios de los profesionales del cine en Japón estaban descontentos con su remuneración y las largas horas de trabajo y se mostraban preocupados por el futuro de la industria.
“Los cineastas de mi generación, y yo mismo, nos hemos resignado al hecho de que no podemos vivir solo de nuestras películas”, dice Hiroshi Okuyama, de 26 años, uno de los realizadores que participan en la nueva serie de Netflix.
Kore-eda también libra una lucha contra el acoso sexual en la industria y, en marzo, se solidarizó junto a otros directores con actrices que revelaron historias de abusos por parte de un realizador.
Estas llamadas en un país apenas afectado por el movimiento #MeToo emergido en Hollywood en 2017 llevaron en julio al Gremio de Directores de Japón a comprometerse a erradicar estas conductas.
Es un “gran paso adelante”, celebra Kore-eda.
Pero pide ir más lejos, estableciendo mecanismos de protección para que las víctimas puedan testificar, y lamenta que el acoso sexual en Japón sea todavía “considerado un problema del carácter de una persona, cuando debería considerarse un problema estructural”.
Preguntado sobre sus futuros proyectos, Kore-eda explica que quiere abordar cuestiones como la inmigración y el abandono, pero también aventurarse en “una epopeya”. “Hay demasiadas cosas que quiero hacer”, dice.