Afrodescendientes buscan reconectarse con sus raíces en templos vudús de Benín

AFP

Benín celebró el martes, como todos los 10 de enero, la fiesta de Vudú, que permite a muchos afrodescendientes de todo el mundo “reconectarse” con la tierra de sus ancestros deportados por el tráfico de esclavos.

“Venimos antes que todo para buscar nuestros orígenes y volvernos a conectar con la tierra”, dice Louis Pierre Ramassamy, de 45 años, originario de la isla caribeña de Guadalupe, quien viene por primera vez a Benin.

Vino a “descubrir la fiesta del Vudú”, pero su presencia va más allá de eso. Busca los rastros de sus ancestros, que salieron hace tiempos de Ouidah, ciudad del litoral oeste de Benin, y quiere especialmente reencontrar el culto que practicaba su abuela materna.

Para lograrlo, se hicieron consultas y sacrificios en un convento de Ouidah. “Si la suerte no sonríe esta vez, volveré otra vez. Necesito esta reconexión para mi desenvolvimiento personal”, dice el turista a AFP, quien con una cámara fotográfica en la mano filma cualquier movimiento de los adeptos en la playa de Ouidah.

“Nuestros ancestros prevén ese retorno a la fuente de los afrodescendientes. Son muy esperados por las almas de nuestros ancestros”, asegura Hounnongan Viyèyè Noumazé Gbétoton, dignitario del culto vudú en Ouidah.

“Cuando retornan, es para obtener bendiciones y recobrar fuerza para seguir adelante en sus proyectos y actividades”, dice el dignatario, habituado a recibir cada año muchos descendientes de esclavos en su convento para realizar ceremonias.

– Todos “volverán al hogar” –

Anaïca Durand ya pasó por esta etapa. Esta brasileña terminó por reconectarse con su familia de origen, la familia de Almeida de Benin, y se congratula por eso. La fecha del 10 de enero se convirtió para ella en un gran momento  festivo para apreciar cantos, danzas y celebraciones alrededor del Vodú.

Como ella, para Alexandra Bajeux esta es su segunda estadía en Ouidah. Este año acaba de ofrecerse a la divinidad Dan (Serpiente). “Todas las consultas revelaron que era el culto de mis ancestros”, sonríe, con un pañuelo blanco ceñido en su talle.

Esta joven haitiana de 29 años proyecta instalarse en Ouidah para consagrarse plenamente a ese culto. “Dan es la felicidad y es fuente de riqueza”, indica la joven, que jura “por fin haber reencontrado la felicidad” que le faltaba.

“Nuestro objetivo mayor es que el culto endógeno no se borre nunca… Tarde o temprano, todos los afrodescendientes  volverán al hogar. Es lo que dicen nuestros ancestros”, agrega Hounnongan Viyèyè Noumazé Gbétoton.

– Necesidad natural que debe cumplirse –

Francis Ahouissoussi, sociólogo especializado en asuntos de religiones, considera este apego de los afrodescendientes es “una necesidad natural que debe cumplirse”.

Según él, “se sienten un poco como perdidos y están en búsqueda permanente de su verdadera identidad”. 

“La facilidad con la que abordan el asunto actualmente es fruto de un largo trabajo de reconciliación donde el vudú desempeña un papel mayor”, subraya Francis.

Quien observe a Ana Beatriz Akpédjé Almeida danzar en la playa de Ouidah este 10 de enero se siente tentado a reconocer la conexión entre ella y las divinidades presentes. Sin embargo, “es la primera vez que vengo a Benin”, dice la brasileña.

“No tengo familia aquí, pero solo estar aquí me garantiza que estoy en casa. Volveré las veces que quiera para encontrar a los míos”, afirma por su parte Chastyl, estadounidense que vino para “recobrar fuerza” y “buscar los trazos de sus ancestros, esclavos deportados”.