AFP
El féretro del héroe de la independencia congoleña Patrice Lumumba llegó este miércoles a su región natal en la República Democrática del Congo (RDC), más de seis décadas después de su asesinato.
Un avión llevó los únicos restos de Lumumba -un diente que la expotencia colonial Bélgica entregó a su familia el lunes- desde Bruselas a Kinshasa para un recorrido de nueve días por la República Democrática del Congo.
El ataúd, que es acompañado por una delegación, fue llevado luego a Tshumbe, en la provincia central de Sankuru, para ser llevado en procesión 25 km hasta la aldea de Onalua, donde nació Lumumba en 1925 y están previstos dos días de homenajes.
El féretro será llevados a sitios simbólicamente importantes en la vida de Lumumba y se depositará en un mausoleo en la capital del país, Kinshasa, el 30 de junio, luego de tres días de luto nacional.
“Su espíritu, que estaba preso en Bélgica, volvió a aquí”, dijo Maurice Tasombo Omatuku, jefe tradicional y sobrino de Lumumba, en Onalua, aldea que forma parte de una comuna llamada Lumumbaville desde 2013 en memoria del líder anticolonial.
Lumumba se ganó su lugar en la historia como un ícono anticolonial cuando se proclamó su independencia de Bélgica el 30 de junio de 1960, al pronunciar un ardiente discurso contra el racismo de los colonos.
Fue derrocado en septiembre, hecho prisionero y los separatistas de la región sur de Katanga y mercenarios belgas lo ejecutaron junto a sus colaboradores Maurice Mpolo y Joseph Okito, el 17 de enero de 1961. Sus cuerpos nunca fueron hallados pues se disolvieron en ácido.
Pasaron décadas antes de que se descubrieran restos humanos en Bélgica, después de que un oficial de policía belga que participó en la muerte de Lumumba se jactó de sus acciones en los medios de comunicación.
Un diente, lo único que quedó del cuerpo de Lumumba, que este policía tenía en su poder fue incautado en 2016 por la justicia belga.
El gobierno de Bélgica restituyó el lunes a familiares del héroe independentista una pequeña caja azul brillante que contenía el diente.
En una emotiva ceremonia, el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo, admitió que el gobierno belga de la época tuvo una “responsabilidad moral” en los acontecimientos que permitieron la ejecución del héroe nacional congoleño.
Hace dos semanas, el rey Felipe de Bélgica, de visita por primera vez en RDC, reiteró en Kinshasa su “profundo pesar por las heridas” infligidas durante la colonización.