Tras ser autorizadas a conducir, las mujeres sauditas reparan coches

AFP

Hace apenas cuatro años, las sauditas ni siquiera podían conducir. Ahora, un grupo de mujeres va más allá y aprende a reparar vehículos en un taller de Yedá, desafiando las costumbres de un reino que todavía es muy conservador.

Aunque el gobierno afirma que alienta el trabajo femenino, la incursión de las mujeres en un sector como la mecánica, dominado por los hombres en Arabia Saudita y en gran parte del mundo, no siempre es bien recibido.

Ghada Ahmad trabaja en el taller Petromin Express que tiene otras cuatro empleadas. Hace poco un cliente “mayor” les ordenó a todas las mecánicas que salieran y que no se acercan a su auto, cuenta. 

“Al principio, es normal que no confíen en nosotros porque soy una mujer”, afirma esta mecánica de una treintena de años, vestida con mono azul y guantes blancos manchados de aceite.

“Es algo nuevo para ellos. Después de años viendo solo hombres”, señala.

Mientras aprendía los básicos como comprobar el nivel de aceite o cambiar los neumáticos, se veía asaltada de dudas. “Volvía a casa con las manos hinchadas y lloraba diciéndome: ‘este trabajo no es para mí, ellos tienen razón’”, explica.

Pero las competencias adquiridas y los comentarios alentadores de otros clientes reforzaron su confianza.

“Un hombre me dijo: ‘Estoy muy orgulloso de vosotros. Nos honran’”, recuerda la joven, especialmente contenta de este trabajo por la interacción con los clientes.

Petromin, la gran empresa de servicios automóviles que posee el taller en Yedá, no duda en promocionarlo.

Su vicepresidente, Tariq Javed, estima que “esta iniciativa animará a más mujeres a unirse a la industria automóvil en todos los niveles”.

– Permiso del marido –

La integración de las mujeres en la esfera pública forma parte de la “Visión 2030”, la estrategia del príncipe heredero Mohamed bin Salmán para restaurar la controvertida imagen de su país y diversificar una economía extremadamente dependiente del petróleo.

En 2018, las mujeres saudíes pudieron conducir después de décadas de prohibición. La concesión de este tipo de derechos va en paralelo a una represión implacable contra las militantes feministas que los reclaman.

El país también flexibilizó las reglas de “tutela” que rigen la autoridad que los hombres ejercen sobre las mujeres de su familia. Todas las mecánicas de Yedá aseguran que nunca hubieran trabajado sin el consentimiento de su marido. 

Antes de postular al puesto, Ola Flimban, de 44 años, era ama de casa y le pidió su opinión a su marido, Rafat, que la ayudó a prepararse para la entrevista y a memorizar el nombre de las piezas. 

En el taller, Ola también debe hacer frente a los clientes más escépticos. 

“Les sorprende que haya mujeres que trabajen en este ámbito y nos preguntan cómo nos enamoramos del oficio. Esa es la pregunta más habitual”, cuenta. 

– “Clientas relajadas” –

La feminización del taller sienta bien a las clientas, que están más relajadas que hablando con un hombre, cuenta Angham Jeddawi, una empleada de 30 años. 

Para ella, realizar este trabajo es cumplir el sueño de toda una vida, que antes creía que iba a ser imposible. 

“Mi sueño era entrar en el sector automotor, pero para una mujer saudita esto no era posible. Entonces cuando se me presentó la oportunidad postulé inmediatamente”, afirma. 

Esta experiencia la alentó además a conducir y está estudiando para sacarse el permiso. 

“Ahora, si surge un problema en el camino, voy a saber cómo reaccionar”, dice.