Tractores y robots autónomos llegan para revolucionar las granjas

AFP

El reconocido fabricante de tractores estadounidense John Deere y la start-up francesa de robots agrícolas Naïo han elegido el salón tecnológico de Las Vegas (CES) para presentar sus nuevos vehículos no tripulados que pueden arar grandes superficies o desyerbar campos de hortalizas.

Para los agricultores que deben hacer malabares frente a la escasez de mano de obra, el cambio climático y la protección del medio ambiente, mientras alimentan a una población mundial en crecimiento, los constructores están desarrollando una nueva generación de máquinas autónomas. 

En la más reciente de John Deere, que combina su popular tractor 8R, GPS y nuevas tecnologías, no es necesario estar en la cabina o ni siquiera en el terreno: el agricultor puede controlar todo desde su teléfono inteligente. 

Una vez se lleva la máquina al campo, el agricultor simplemente necesita caminar alrededor de ella para asegurarse de que todo esté en su lugar y pueda encenderla con solo tocar su teléfono. 

Equipada con doce cámaras e inteligencia artificial, la máquina se detiene automáticamente tan pronto como percibe un obstáculo y envía una señal. 

Estará disponible en Norteamérica este año, confirmó a la AFP el director tecnológico de la empresa, Jahmy Hindman. 

Las versiones para esparcir fertilizantes o sembrar vendrán más adelante. Para las cosechas, en cambio, todavía es un poco complicado. No se han especificado los precios. 

Durante casi 20 años, los agricultores han utilizado las funciones de asistencia de dirección gracias al GPS, para hacer líneas más rectas que un humano, por ejemplo.

“Nuestros clientes probablemente estén más preparados para la autosuficiencia en la agricultura que en otros lugares porque han utilizado sistemas de automatización muy sofisticados durante mucho tiempo”, explica Hindman. 

Otros grandes fabricantes de tractores también están trabajando en máquinas similares. 

La estadounidense New Holland había presentado un concepto en 2016, mientras la japonesa Kubota dio a conocer en 2020 un prototipo que eliminaba por completo la cabina. 

– Tareas repetitivas –

Los agricultores están acostumbrados a automatizar sus tareas, ya sean tractores cada vez más complejos o el ordeño mecánico de vacas. 

Las máquinas generalmente mejoran su productividad al tiempo que los liberan de tareas repetitivas y físicamente exigentes. 

Gaëtan Séverac y Aymeric Barthes lanzaron Naïo en 2011 después de haber discutido los problemas de la falta de mano de obra con los agricultores. 

También se dieron cuenta de que los robots mecánicos, guiados por GPS con precisión al centímetro, podrían limitar el uso de productos químicos. 

En Las Vegas, les presentan a los estadounidenses Ted, un robot que puede “pasar” por encima de las enredaderas para quitar la maleza del suelo y dar la vuelta por sí solo al final de la tarea. 

También tienen un pequeño “ayudante de granja” llamado Oz que puede cavar, desmalezar o surcar, así como Dino, un robot capaz de desyerbar cultivos en hileras. 

Todos están equipados con sensores, láseres, cámaras o sondas, lo que permite al robot comprender su entorno. También pueden recopilar datos útiles para el operador. 

“Los agricultores son bastante curiosos e interesados, pero durante dos o tres años ya no nos consideran un aparato para el futuro”, comenta Gaëtan Séverac a la AFP. 

Para él, el uso de máquinas autónomas ganará terreno primero en cultivos especializados, con muy alto valor añadido por hectárea y que requieren más trabajo, como hortalizas o viñas, luego en grandes cultivos de cereales. 

La inteligencia artificial, el aprendizaje automático, los drones e incluso los satélites forman parte de este movimiento. 

El sector agrícola representa una cuarta parte de los ingresos de la empresa de imágenes satelitales Planet Labs. “Podemos evaluar el nivel de clorofila (en plantas) gracias a los sensores que usamos para tomar imágenes”, explica a la AFP uno de sus cofundadores, Robbie Schingler. 

“Esto le permite determinar la salud de un cultivo” y posiblemente agregar agua o fertilizantes. 

Para Barrett Hill, de 36 años, un criador de aves de corral en Illinois, estas nuevas tecnologías no son tan extraordinarias. “La adición de computadoras y herramientas de este tipo nos hace más eficientes”, dice, sin embargo, aún no sabe con certeza si esta tecnología es para la granja de su familia. 

“Creo que debe ser muy cara”, estima, “y creo que quiero estar allá afuera haciéndolo yo”.