AFP
Tras veintitrés años de cierre, dos años de renovación y tres inauguraciones aplazadas a causa del covid-19, el museo del champán de Épernay, en el noreste de Francia, reabre sus puertas en un castillo restaurado.
El castillo Perrier, surrealista mosaico arquitectónico de 4.200 m2 que entrelaza el Renacimiento francés y el estilo Luis XII, se erige como marcador de la omnipotencia en esta ciudad de los comerciantes de champán de finales del siglo XIX.
Está ubicado en la avenida Champán, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 2015.
Tras dos años de obras, el castillo, clasificado como monumento histórico en 2013, recuperó su antiguo esplendor gracias a una inversión de más de 24 millones de euros (29 millones de dólares).
Sesenta y cinco empresas trabajaron para devolver todo su brillo a este castillo-museo construido entre 1852 y 1857 para albergar las bodegas y la residencia privada de Charles Perrier, heredero y director de la Casa Perrier-Jouët, que tuvo que cerrar sus puertas al público en 1998 por motivos de seguridad.
Ahora es uno de los emblemas de la política enoturística de Épernay. “Es una herramienta de promoción de la ciudad”, dijo a la AFP Sophie Herscher, adjunta a la cultura de Épernay, que espera que los turistas extranjeros vuelvan a la capital del champán.
Nombrada al frente del museo municipal sólo unas semanas antes del primer confinamiento por la pandemia de covid-19 en 2020, Laure Menétrier, que se dedica a finalizar los últimos ajustes para la apertura, confiesa “temblar de impaciencia”.
El mundo del champán, desde la geología del suelo calcáreo hasta la producción de la famosa bebida, pasando por una colección de etiquetas antiguas, ocupa la mayor parte del museo, flanqueado por un parque de 7.500 m2.