Sin turistas la bella Costa Amalfitana sufre

AFP

La bella costa de Amalfi, un lugar ideal para las vacaciones en el sur de Italia, está sufriendo por la ausencia de turistas.

Los pueblos de Sorrento, Positano y Amalfi son famosos por su belleza, pero hoy en día sus calles bulliciosas están prácticamente vacías. 

Con menos botes anclados alrededor del puerto y sin atascos en la carretera costera, aparece como si estuviera en temporada baja debido a la ausencia de visitantes, sobre todo de aquellos que provienen del otro lado del Atlántico. 

Por la pandemia de COVID-19 se registra la total ausencia de turistas provenientes de Estados Unidos, donde los casos continúan aumentando y por ello se les impide ingresar a Europa. 

“En el pasado llegábamos a recibir un 80% de turistas extranjeros, la mitad de América del Norte”, contó a la AFP la directora de la asociación turística local, Andrea Ferraioli. 

Según el sindicato de agricultores Coldiretti la ausencia de turistas en el verano boreal costará a la economía italiana unos 1.800 millones de euros (2.000 millones de dólares). 

Cerca del 13% del PIB de Italia proviene de la industria del turismo, un sector clave para la economía del país. 

En esa región, cerca de Nápoles, la mayoría de las empresas son familiares y pudieron abrir sólo principios de junio debido al largo confinamiento impuesto en Italia, y los hoteles de lujo de la región abrieron sólo este mes. 

Positano, con una vista espectacular al mar y una serie de iglesias bizantinas construidas en sus calles empinadas, abrió la semana pasada uno de sus hoteles más renombrados, Le Agavi, pero sólo con la mitad de sus 110 empleados.

“Tuvimos una ocupación excepcional el año pasado, alrededor del 93%, pero ahora estamos en un 60-65%”, aseguró Giovanni Capilongo, propietario. 

– Solo italianos –

Los turistas de Estados Unidos, Canadá y Australia han reservado para septiembre y octubre, adelantó Capilongo con tono optimista. 

“Representan (en promedio) el 82% de nuestros huéspedes y esperamos que el mercado pueda despegar nuevamente”, a medida que se reanudan los vuelos internacionales, aseguró.

Los operadores de hoteles esperan que la temporada se extienda hasta noviembre. Mientras tanto, los italianos, que representaban el 5 al 7%  de los huéspedes, están aprovechando el momento. 

Entre ellos Mario Bocci y su esposa brasileña Elisabeth De Assis, quienes en general salen de vacaciones al exterior.

“Muchos extranjeros visitan con frecuencia Italia, mientras que nosotros los italianos no aprovechamos de sus bellezas. Las estamos volviendo a descubrir”, reconoció Bocci. 

Un puñado de turistas aprovechó el clima templado para tomar un cóctel en el Palazzo Murat de Positano, una joya arquitectónica de principios del siglo XIX. 

“Muchos son italianos”, afirmó la copropietaria Tanina Vanacore. 

“Los estadounidenses han dado la fama a Positano y hoy realmente sentimos su ausencia”, confesó al recordar que la localidad es conocida y meta de turismo desde finales de la Segunda Guerra Mundial.

– Bajar los precios –

Pese a los problemas de la industria, los visitantes están disfrutando de la llamada “perla” del golfo, sin el habitual turismo masivo. 

“Me siento muy afortunado de estar aquí cuando no hay nadie. Es como si fuera mío”, contó el médico londinense Ravi Solanki, de 27 años.

Algunos hoteles han reducido sus precios, pero no los de lujo, para no devaluar los servicios. 

Otros sectores, como los operadores de cruceros, también han tenido que adaptarse, afirmó Andrea Russo, gerente de ventas de la firma de cruceros de lujo Plaghia Charter. 

“Tratamos de ofrecer servicios más accesibles”, aseguró tras proponer excursiones de un día a 60 euros. 

Los turistas hoy en día carecen del presupuesto de los turistas estadounidenses, que pueden gastar hasta 1.200 euros al día por una excursión en un barco de 12 metros,  contó. 

La falta de turistas estadounidenses incluso ha alterado las horas de trabajo del personal del restaurante, que comenzaba a servir la cena a los extranjeros a primera hora de la tarde. 

“Con los italianos es lo contrario, salen a cenar a las 21H00”, comentó Armando Gambardella, propietario del restaurante Da Armandino en Praiano.