“No están en mis zapatos”: mujeres de EEUU reflexionan sobre su decisión de abortar

AFP

Julie Bindeman, Susanna Roesel y Judy Goldberg se practicaron abortos después de la semana 15 de embarazo. Cuando la Corte Suprema de Estados Unidos se prepara para revisar una ley de Misisipí que busca prohibir el procedimiento después de ese tiempo, estas mujeres comparten sus historias.

La corte de mayoría conservadora escuchará el miércoles los argumentos orales por el caso de Misisipi y aún tiene pendiente pronunciarse sobre una ley aún más restrictiva en Texas, que prohíbe los abortos después de la sexta semana de embarazo.

Bindeman, una psicóloga clínica que vive en Maryland, y su esposo ya tenían un hijo pequeño cuando ella volvió a quedar embarazada en 2009.

Durante un ultrasonido de rutina en la semana 20 de embarazo, los doctores descubrieron que el feto, otro varón, tenía una anormalidad cerebral.

Le dijeron que si sobrevivía al embarazo, el niño nunca podría caminar o hablar, sería incapaz de alimentarse por sí mismo y en “el mejor escenario” tendría permanentemente el nivel de desarrollo de un bebé de dos meses.

“Dijimos, ‘no podemos hacer esto'”, recuerda Bindeman. “No le podemos hacer esto a nuestro hijo. No nos podemos hacer esto a nosotros mismos. Pero sobre todo, no podemos hacer esto a ese pequeño niño”.

Entonces, Bindeman y su esposo tomaron la difícil decisión de poner fin al embarazo y ella se practicó un aborto.

Volvió a quedar embarazada cinco meses después y, contra todas las probabilidades, las pruebas revelaron una vez más que el feto tenía serias anomalías cerebrales. 

Así que volvió a someterse a otro aborto a las 18 semanas de gestación.

“Estas son decisiones que las personas necesitan tomar en el contexto de su familia, posiblemente con ayuda de un consejero religioso y definitivamente con sus proveedores de servicios de salud”, dice. “Nadie más necesita tomar esta decisión”.

Bindeman y su esposo tuvieron luego otros dos niños sanos.

– “Añadido al trauma” –

En 2008, Susanna Roesel tenía 30 años y estaba esperando con ansias el nacimiento de su primer hijo.

Pero a las 18 semanas de gestación, una prueba sanguínea y una amniocentesis revelaron anormalidades severas “incompatibles con la vida”.

Roesel, quien vive en Georgia, donde el aborto es ilegal después de las 20 semanas de embarazo, fue a una clínica tres días antes de la fecha límite.

Para llegar a la clínica, ella y su esposo tuvieron que pasar frente a un grupo de manifestantes antiaborto.

“Fue simplemente horrible”, asegura. “Fue terrible. Es un añadido al trauma, de seguro”.

“Ellos no entienden nada de lo que estamos haciendo”, dice. “Ellos no están en mis zapatos. Y siguen llamándome asesina de bebés”.

Tras realizarse el aborto, Roesel se encontró sentada junto a una niña de 13 años en la sala de recuperación, y en una publicación reciente en Facebook aseguró que bajo la ley de Texas tanto esa chica como ella “serían criminales”.

Roesel, que ahora tiene hijos de 12 y 9 años, considera que el acceso a un aborto seguro es un derecho de las mujeres.

“Personalmente no siento que las mujeres tengan que justificarlo”, dice.

– “Me juzgó mucho” –

En 1985, Judy Goldberg no estaba lista para convertirse en madre. 

Era una estudiante de 22 años con un novio, que más adelante se convertiría en el padre de sus hijos.

“Los dos éramos estudiantes y no estábamos casados y no, yo no quería tener un hijo”, relata Goldberg.

“Mi periodo no era regular y estaba usando un método de control de natalidad”, recuerda, asegurando que por eso no se dio cuenta de que estaba embarazada de varios meses.

“En ese época no había pruebas de embarazo caseras ni nada de eso”, dice. “Entonces, tenías que ir al médico a hacerte un examen de sangre”.

“Así que fui a mi ginecólogo y me dijo: ‘Yo no voy a hacerte un aborto… tienes más de 16 semanas de embarazo'”.

“Me juzgó mucho”, asegura Goldberg. “Así lo sentí”.

Así que terminó yendo a una clínica de abortos.

Goldberg asegura que las leyes de Misisipí y Texas, al “poner todos estos límites” a la interrupción voluntaria del embarazo, no toman en cuenta “las experiencias únicas de cada mujer”.

La Corte Suprema determinó en su decisión del caso Roe vs. Wade de 1973, que el acceso al aborto es un derecho constitucional de las mujeres.

Y en un caso de 1992, de Planned Parenthood vs. Casey, la alta corte garantizó el derecho a abortar hasta que el feto sea viable fuera del útero, lo que generalmente ocurre en torno a las 22 a 24 semanas de gestación.

Además de restringir el periodo de tiempo en el que puede realizarse un aborto, ni la ley de Texas ni la de Misisipi establecen excepciones para casos de violación o incesto.