AFP
Distancia entre autores y lectores y conferencias online son algunos de los rasgos que identifican este año a la Feria del Libro de Fráncfort, en una edición más silenciosa debido a la pandemia.
A dos días de su inauguración oficial, el miércoles, la dirección tomó la decisión de reducir drásticamente la presencia de público durante en las lecturas y encuentros programados hasta el domingo.
Inicialmente se fijó un cupo de 450 personas, pero una vez que la ciudad fue declarada “zona roja”, ese cifra no fue posible de mantener.
La feria del libro más grande del mundo se celebra pese a la pandemia, pero con cambios: no más colas interminables para una dedicatoria de autores de best sellers como Dan Brown o Ken Follett, o las charlas de editores de todo el mundo una busca del próximo best seller.
La edición del año pasado atrajo a unos 300.000 visitantes.
Aún se realizan entrevistas con autores invitados, pero se transmiten por internet, así como las lecturas y conferencias.
A través de plataformas digitales, los editores y agentes discuten las tendencias actuales y regatean los derechos de traducción.
Pero no todo es virtual. Hoteles, museos, bares y librerías de Fráncfort organizan lecturas para una audiencia de hasta 50 personas.
Se requieren máscaras, distanciamiento físico y se piden datos de contacto para rastreo del público.
El miércoles, en el café Walden, Christiane Decker-Eisel, de 67 años, hizo fila pacientemente para que el novelista alemán Bov Bjerg, sentado detrás de una gran pantalla de plexiglás, firmara su libro. “Me interesa su trabajo y tenía muchas ganas de estar aquí”, dijo a la AFP la profesora jubilada.
Más de 4.400 expositores de más de 100 países se inscribieron para participar por internet.