William Santos
La vicepresidenta Kamala Harris es la favorita para ser la candidata demócrata a las elecciones de noviembre gracias al respaldo de algunos pesos pesados del partido después de que la renuncia de Joe Biden sumiera la campaña en la incertidumbre.
El Partido Demócrata ha prometido un “proceso transparente y ordenado” para sustituir al presidente Biden, de 81 años, en la carrera electoral.
Las dudas sobre su salud y su capacidad para vencer al republicano Donald Trump en las urnas hicieron que tirara la toalla cuando faltan poco más de tres meses para las presidenciales.
Los demócratas deberán ahora elegir a un nuevo candidato en la convención que se celebrará en Chicago a partir del 19 de agosto. Pero es posible que no esperen a esa fecha.
La favorita es la vicepresidenta Harris. No solo recibió el “total apoyo y respaldo” de Biden, sino también el del expresidente Bill Clinton y su esposa Hillary, ex secretaria de Estado.
Y sobre todo el de al menos siete gobernadores, algunos de ellos considerados como potenciales contrincantes: los de California, Michigan, Illinois, Minnesota, Wisconsin y Maryland.
También el de Kentucky, Andy Beshear, uno de los favoritos para convertirse en su compañero de fórmula.
Parte de los congresistas demócratas, tanto progresistas como moderados, también se han unido en torno a ella.
Pero algunos demócratas muy influyentes aún no lo han hecho y el tiempo que se toman para posicionarse sorprende.
Entre ellos tres: la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, y el influyente expresidente Barack Obama.
“Navegaremos en terreno desconocido durante los próximos días”, dijo Obama el domingo en un comunicado.
Harris, que es negra y de ascendencia surasiática, además de la única mujer vicepresidenta en la historia de Estados Unidos, no parece tener rivales serios.
El anuncio de su candidatura ha movilizado la recaudación de fondos, con más de 46 millones de dólares solo el domingo, según el grupo ActBlue.
Este lunes hablará en la Casa Blanca en un acto de la Asociación Nacional Deportiva Universitaria.
– El “mayor honor” –
Los delegados de la convención demócrata han sido informados de que el 1 de agosto se votará la candidatura de Harris, más de dos semanas antes de la reunión, informó la CBS.
Si los demócratas no se ponen de acuerdo podría celebrarse una convención abierta a otros candidatos en Chicago, pero por el momento nada indica que vaya a suceder.
La candidatura demócrata llevaba en la cuerda floja desde el desastroso desempeño de Biden en el debate de junio contra Trump, quien salió reforzado y vive días de gloria tras sobrevivir a un intento de asesinato y asistir a una convención republicana que le rindió culto.
Biden se empeñó durante más de tres semanas en seguir en la carrera ignorando las peticiones de que dimitiera, hasta que el domingo tiró la toalla mientras se recupera de covid en su casa de la playa de Delaware (este).
Dijo que ser presidente ha sido el “mayor honor” de su vida.
– “Desafíos” –
Su retirada lo convierte en el primer presidente en 56 años que no aspira a un segundo mandato y el primero en la historia de Estados Unidos que renuncia tan tarde a esa posibilidad.
Donna Patterson, profesora de la Universidad Estatal de Delaware, estima que su salida ha inyectado “energía” a la campaña.
A la vicepresidenta le costó encontrar su sitio en sus primeros años en la Casa Blanca, pero destacó durante la campaña en la defensa de temas claves como el derecho al aborto.
“Quienquiera que los demócratas nominen -y estoy bastante seguro de que será Harris- tendrá desafíos”, consideró Donald Nieman, analista político y profesor de la Universidad de Binghamton, en el estado de Nueva York.
En el bando republicano, el anuncio trastoca por completo la candidatura de Trump, obligándole a revisar su estrategia electoral, muy centrada en presentar a Biden como un hombre muy mayor que se confunde y es torpe.
Estos argumentos podrían volverse en contra del republicano si se enfrenta a Kamala Harris, casi 20 años menor que él.
No cabe duda de que la exfiscal Harris apretaría las clavijas a Trump sobre sus problemas legales y se centraría en defender el derecho al aborto.