“Es urgente desmontar la cultura de irrespeto y recuperar los valores en las escuelas”, afirmó el pastor Jaime Ortega

Por: Saraí Escobar

El abogado de la República y pastor evangélico, Jaime Ortega, destacó la importancia de recuperar los valores fundamentales como el respeto, la disciplina y la cortesía en el sistema educativo salvadoreño. A su juicio, medidas como saludar, pedir las cosas “por favor” y agradecer deben ser prácticas cotidianas que se enseñen tanto en casa como en las escuelas. “Estamos enfrentando una generación inculta y maleducada. ¿Y quiénes son los culpables primordialmente? Somos los padres”, señaló Ortega, al referirse a la ausencia de figuras parentales y modelos positivos en el entorno de muchos niños y jóvenes.

Ortega respaldó la implementación de nuevas disposiciones normativas orientadas a fomentar la cortesía escolar, asegurando que se trata de un paso necesario para contrarrestar décadas de influencia negativa, particularmente por parte de estructuras delincuenciales que ejercieron poder en los centros educativos. En ese sentido, afirmó: “Ahora hay que desmontar esa cultura de ese modelo pandilleril y explicarle a los niños que tienen que respetar al profesor en primer lugar”. Asimismo, defendió que haya consecuencias formativas por omitir gestos básicos de respeto, señalando que “no es castigo, es corrección y formación de valores”.

También hizo un llamado a fortalecer la formación docente y a revisar la currícula académica para incluir una educación en valores desde una perspectiva pedagógica más amplia, que tome en cuenta las distintas capacidades del estudiantado. “Hay que implementar un pensamiento que vaya más vinculado a las inteligencias múltiples (…) no todos comprenden la información igual”, explicó. A su criterio, un enfoque educativo moderno debe trascender la simple repetición de contenidos y formar ciudadanos éticos, críticos y respetuosos.

Finalmente, Ortega hizo referencia al trasfondo histórico de la cultura de violencia en El Salvador, asegurando que gran parte de los problemas actuales provienen de modelos impuestos durante el conflicto armado y la posterior consolidación del fenómeno pandilleril. “Cuando quitas algo de raíz, duele. Pero la decencia y el orden nunca van a ser un concepto de división, sino de unidad”, concluyó, citando además principios bíblicos como guía para la reconstrucción moral del país.