Elecciones en Honduras reabren el debate sobre el futuro de la democracia y la deuda social en la región

Por: Saraí Escobar

Tres analistas coincidieron en que la crisis de la democracia en Centroamérica no se explica solo por el modelo, sino por la forma en que ha sido administrado. El exmagistrado del TSE, Dr. Miguel Cardoza, subrayó que, pese a los cuestionamientos, “el instrumento electoral sigue siendo válido y la población mantiene la expectativa de que el voto permita encauzar soluciones”.

Para el abogado y analista Lic. Héctor H. Turcios, el problema es estructural: “la democracia está fatigada” y ha derivado en un sistema que “termina legalizando el poder de las élites mientras la pobreza se mantiene”. A su juicio, la modernización sin desarrollo social profundiza la desigualdad y normaliza nuevas formas de endeudamiento.

En esa línea, el periodista Lic. Walter Raudales planteó que “lo electoral no resuelve por sí solo los problemas de la gente” y llamó a fortalecer la organización social como vía de presión y representación: “Sin participación de base, los cambios quedan en promesas”.

Sobre Honduras, los especialistas advirtieron que el escenario poselectoral podría ser prolongado por impugnaciones y litigios, y que factores externos pesan en la disputa. Cardoza alertó que el país enfrenta resultados “altamente competitivos” y posibles recursos ante las instancias electorales, mientras Raudales insistió en que la región debe “replantear su integración” para no quedar rehén de intereses ajenos.

Finalmente, Turcios subrayó que, gobierne quien gobierne, la agenda social es impostergable: “Sin empleo y sin combatir la miseria, no hay estabilidad”. Los tres coincidieron en que la gobernabilidad dependerá de recuperar la confianza ciudadana, traducir la modernización en bienestar y abrir espacios reales de participación.