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El 2019 fue un año que a Ozzy Osbourne le gustaría poder eliminar de su biografía debido a una serie de problemas de salud que comenzaron con una infección respiratoria que desembocó en una neumonía y que le llevó a la unidad de cuidados intensivos.
Mientras se recuperaba, sufrió una caída en medio de la noche en su casa de Los Ángeles que descolocó los tornillos que se habían usado para reconstruirle la clavícula tras un accidente en 2003 y tuvo que pasar por quirófano para aliviar la presión que esa lesión en el cuello estaba ejerciendo sobre la médula espinal.
Para rematar unos meses que ha definido como los peores de su vida y que incluyeron un duro proceso de rehabilitación, al roquero le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson después de que empezara a experimentar dolores en las extremidades.
Tanta mala suerte concentrada en un mismo año resulta difícil de asimilar y el músico, que no es dado a creer en los fenómenos paranormales, está convencido de que ha sido víctima de una maldición.
Según ha explicado en el nuevo programa de su hijo Jack, que sí cree firmemente en lo sobrenatural, en 2017 los dos visitaron el museo Fort East Martello de Key West (Florida) como parte de otro reality para ver el famoso muñeco de un marinero llamado Robert que perteneció a uno de los residentes de la zona, el escritor y pintor Robert Eugene Otto, y que según la leyenda caminaba por la casa cuando la familia estaba fuera, cambiaba las expresiones de su rostro y hablaba con su joven dueño.
Tanto Ozzy como Jack fueron advertidos de que Robert maldice supuestamente a cualquiera que no lo trate con respeto o que intente sacarle una foto o tocarlo. A lo largo de los años, varios visitantes han devuelto las figuras de Robert que compraron en la tienda de recuerdos del museo y le han escrito incluso cartas de disculpa, pero ellos no hicieron caso y se divirtieron de lo lindo haciendo volar por los aires una de las réplicas del muñeco con explosivos.
En retrospectiva, Ozzy está convencido de que cometió un grave error y que todos sus males han sido causados por Robert.
“Todo el mundo cree que es una broma, pero trae mala suerte de verdad”, ha lamentado ahora en la nueva docuseries de Jack titulada ‘The Osbournes Want to Believe’. “Solo tienes que contemplar los hechos y lo que me ha hecho a mí”.
La prueba definitiva de que la historia sobre la maldición sería cierta es, según señala Ozzy, que su hijo se divorció justo un año después de que acudieran a ese museo.