El presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, afirmó que el país enfrenta un deterioro institucional más grave de lo que esperaba, asegurando que la izquierda que gobernó durante los últimos 20 años dejó un Estado “convertido en una cloaca de dimensiones extraordinarias”. El mandatario, de tendencia centroderechista, asumió el cargo el sábado y desde entonces ha mantenido un discurso crítico sobre la situación heredada.
Durante un acto oficial en el Palacio de Gobierno, Paz explicó que al ingresar a ministerios e instituciones encontraron oficinas vacías, falta de documentación y un nivel de desorden que calificó como “impactante”. Sus declaraciones se dieron tras la juramentación del nuevo directorio del Banco Central de Bolivia.
Los ministros José Gabriel Espinoza (Economía) y Marco Oviedo (Gobierno) respaldaron estas afirmaciones, al asegurar que en sus despachos hallaron ausencia de archivos clave y gestiones inconclusas. Ante este panorama, el nuevo gobierno ya anunció auditorías a empresas estatales como Emapa y la petrolera YPFB, señaladas por presunta corrupción y manejo irregular de recursos.
La administración de Paz recibe un país en su peor crisis económica en cuatro décadas, marcado por la falta de dólares, reservas internacionales agotadas y una inflación interanual del 19% en octubre. Durante su campaña, el presidente cuestionó la excesiva burocracia y llamó al aparato estatal “estado tranca”, por las trabas que —según dijo— afectan la actividad económica.
Paz reiteró que su gobierno priorizará la meritocracia, la eficiencia y una reducción gradual de subsidios estatales, los cuales considera factores que incentivan el contrabando y la corrupción. “Estamos haciendo una autopsia para que venga el nuevo Estado, uno que esté al servicio de la patria”, expresó al anunciar una reestructuración profunda del aparato público.