El gobierno de Gustavo Petro ejecutó el bombardeo más letal de su mandato, una operación militar que dejó 19 guerrilleros muertos pertenecientes a las disidencias de las FARC bajo el mando de alias Iván Mordisco. Según fuentes oficiales, el presidente ordenó el ataque tras los fallidos intentos de diálogo con el grupo armado. La ofensiva se llevó a cabo en la madrugada del 10 de noviembre en el departamento del Guaviare, al sureste del país.
El comandante de las Fuerzas Militares, almirante Francisco Cubides, informó que durante el operativo también fueron capturadas tres personas, una de ellas herida, y se rescataron tres menores de edad que estaban en poder de la guerrilla. En el lugar se incautaron fusiles, granadas, morteros y minas antipersonales. Las autoridades señalaron que el bombardeo respondió a un ataque inminente contra tropas desplegadas en la zona.
El líder guerrillero Iván Mordisco encabeza el Estado Mayor Central (EMC), la principal disidencia de las FARC conformada por unos 3,200 combatientes que rechazaron el acuerdo de paz de 2016. Tras la operación, Petro anunció una cacería con recompensas millonarias para lograr su captura, comparándolo con el narcotraficante Pablo Escobar por su poder e influencia en el sur del país.
El ataque se produce en medio de una creciente presión política sobre el mandatario colombiano, quien enfrenta críticas por su manejo de la seguridad y sanciones de Estados Unidos por supuesta falta de contundencia contra las mafias del narcotráfico. Desde el fin del conflicto con las FARC, el vacío de poder en zonas rurales ha sido ocupado por grupos disidentes, paramilitares y carteles dedicados a actividades ilegales como la extorsión, la minería y el tráfico de drogas.
Con esta ofensiva, Petro busca reafirmar su autoridad y mostrar una postura firme frente a los grupos armados, en momentos en que su gobierno intenta equilibrar la búsqueda de la paz con la necesidad de frenar la expansión de las organizaciones criminales en el territorio colombiano.