El presidente del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), Sergio Díaz-Granados, afirmó que el impacto de los aranceles impuestos por el gobierno de Donald Trump “ha sido menor de lo esperado” en las economías latinoamericanas. En una entrevista con la agencia AFP, el titular del organismo señaló que, aunque las medidas generaron incertidumbre al inicio, la región ha logrado adaptarse progresivamente.
Díaz-Granados explicó que la menor afectación se debe a las sólidas redes comerciales que ya existían entre América Latina y Estados Unidos, lo que permitió una rápida respuesta frente al nuevo escenario arancelario. Añadió que la cercanía geográfica, los vínculos culturales y la fuerte presencia de empresas estadounidenses en la región ayudaron a amortiguar los efectos negativos en el intercambio comercial.
El presidente del CAF subrayó que varios países lograron suavizar el impacto de los aranceles gracias a negociaciones directas con Washington, lo que ha permitido un reacomodo en las cadenas productivas. “El panorama se ve más claro ahora con estos nuevos arreglos comerciales, donde habrá algunos aranceles, pero también compensaciones que equilibran las relaciones”, afirmó.
De acuerdo con las proyecciones de Díaz-Granados, América Latina y el Caribe crecerán en promedio un 3,2 % para el año 2026, tres décimas por debajo del promedio mundial. Destacó el caso de México, que prevé una recuperación de la inversión y las exportaciones, impulsando con ello a las economías de Centroamérica y el norte de Sudamérica.
No obstante, advirtió que la región continúa enfrentando desafíos estructurales como la baja productividad, los limitados flujos de inversión y la inseguridad, factores que han mantenido el crecimiento por debajo del promedio global. “América Latina necesita crecer por encima del 4 % para comenzar a cerrar las brechas de pobreza y desigualdad”, enfatizó. Díaz-Granados hizo estas declaraciones durante la presentación del foro “Davos latinoamericano”, que se realizará en Panamá el próximo 28 y 29 de enero, con la participación de líderes regionales, incluido el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.