Estados Unidos anunció este viernes el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford y su grupo de ataque en aguas del Caribe y América Latina, como parte de una operación destinada a contrarrestar el narcoterrorismo y desmantelar organizaciones criminales transnacionales. La medida incrementa la tensión en la región, especialmente con Venezuela.
El movimiento militar incluye destructores, un submarino y barcos con fuerzas especiales, movilizados desde agosto con el objetivo declarado de frenar el tráfico de drogas en la zona. Aunque el país norteamericano ha mantenido presencia naval en ejercicios conjuntos con naciones vecinas, esta es la primera vez que despliega una fuerza de tal magnitud en América Latina con fines de combate directo al narcotráfico.
El presidente venezolano Nicolás Maduro acusó a Washington de inventar una guerra y denunció que el verdadero propósito del operativo sería promover un cambio de régimen en Venezuela. En respuesta, el gobierno venezolano ha movilizado tropas y milicias ante la posibilidad de una intervención militar.
El Pentágono, por su parte, confirmó que las operaciones incluyen ataques contra embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico, una estrategia que ya ha dejado más de 40 muertos desde inicios de septiembre. En uno de los incidentes más recientes, Estados Unidos aseguró haber destruido una narcolancha asociada al cártel Tren de Aragua.
Mientras tanto, la Casa Blanca sostiene que esta ofensiva busca erradicar las rutas marítimas del narcotráfico y reforzar la seguridad hemisférica. Sin embargo, analistas advierten que la escalada militar podría agravar las tensiones diplomáticas en la región y generar un nuevo foco de inestabilidad en América del Sur.