A 35 años de la masacre de seis sacerdotes jesuitas y dos colaboradoras en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), el caso avanza hacia los tribunales. El Juzgado Segundo de Instrucción de San Salvador ordenó la apertura a juicio contra ocho acusados, entre ellos el expresidente Félix Alfredo Cristiani Burkard, señalado como autor intelectual del crimen perpetrado por un pelotón del Batallón Atlacatl el 16 de noviembre de 1989.
Cristiani, quien era comandante general de la Fuerza Armada al momento del hecho, enfrenta cargos por actos de terrorismo. Según el dictamen de acusación, los fiscales aseguran que el expresidente tuvo el control del operativo y pudo haber evitado la masacre mediante una contraorden, pero no lo hizo. Este hecho marcó una de las violaciones más graves a los derechos humanos durante el conflicto armado salvadoreño.
Además del expresidente, los exmilitares retirados Juan Rafael Bustillo Toledo, Juan Orlando Zepeda Herrera, Rafael Humberto Larios López, Carlos Camilo Hernández, Nelson Iván López López, Joaquín Arnoldo Cerna Flores e Inocente Orlando Montano Morales serán procesados por asesinato y actos de terrorismo. Por su parte, el exdiputado Rodolfo Párker Soto y otros dos implicados enfrentan cargos por fraude procesal y encubrimiento personal. Sin embargo, el Juzgado sobreseyó el delito de preposición y conspiración para actos de terrorismo.
Durante la audiencia, algunos acusados estuvieron presentes, como Rafael Humberto Larios López, Carlos Camilo Hernández y Nelson Iván López López. Sin embargo, para Cristiani, Párker y otros militares retirados, el Juzgado giró órdenes de captura y solicitó difusión roja para localizarlos a nivel internacional. La Fiscalía ha presentado pruebas testimoniales clave, entre ellas la declaración del coronel Guillermo Benavides, quien ya cumple una condena de 30 años de prisión por su participación en los hechos.
Este avance judicial reabre las esperanzas de justicia para un caso que ha estado marcado por la impunidad durante más de tres décadas. La masacre de los jesuitas no solo conmocionó a El Salvador, sino que tuvo repercusiones internacionales, evidenciando las atrocidades cometidas en el contexto del conflicto armado.