Hamilton Barcenas
La Asamblea Legislativa de El Salvador ha aprobado con 66 votos a favor la reforma al artículo 248 de la Constitución de la República, desencadenando un intenso debate sobre el poder del pueblo y la adaptación de la ley fundamental a la realidad del país.
Según afirma el Congreso, esta modificación mantiene intacta la posibilidad de realizar reformas constitucionales mediante dos legislaturas, requiriendo la mayoría simple y calificada respectivamente. Además, se enfatiza que la reforma no altera las cláusulas pétreas ya establecidas en la Constitución salvadoreña.
La diputada Suecy Callejas aseguró que la propuesta de reforma, presentada por 10 diputados electos, sigue las reglas establecidas en el artículo 248: “Estamos siguiendo las reglas del artículo 248”.
El diputado William Soriano destacó el poder del pueblo en el proceso legislativo: “La llave para que una Asamblea Legislativa pueda proponer reformas y ratificarlas la tiene el mismo pueblo salvadoreño. En las urnas, decidió dar una mayoría que conforma las tres cuartas partes de los votos de este parlamento. El poder es y sigue siendo del pueblo”.
Por otro lado, la diputada Ana Figueroa resaltó la necesidad de revisar periódicamente la Carta Magna para adaptarla a la realidad del país: “La Constitución de 1983 ha sufrido 14 reformas que han sido ratificadas y 39 que no. Esto deja en evidencia la necesidad periódica de revisar nuestra Carta Magna”.
En una perspectiva similar, Alexia Rivas defendió la idea de cambiar la Constitución según las demandas populares: “Considero que nuestra Constitución merece ser cambiada según las demandas del pueblo que vive dentro y fuera del país. Algunos parlamentarios intentan mentir, pero solo estamos agregando un nuevo procedimiento de reforma constitucional a los ya establecidos en el artículo 248 de la Carta Magna”.
Dania González argumentó que la realidad actual demanda cambios en la Constitución para promover la democracia, los derechos humanos y el desarrollo sostenible: “Consideramos que la realidad salvadoreña no es la misma que la de 1983; reformar las constituciones es fundamental para garantizar que los sistemas sean capaces de responder a los desafíos y necesidades de la población, así como para promover la democracia, los derechos humanos y el desarrollo sostenible y que El Salvador avance”.
La aprobación de esta reforma constitucional marca un hito en la historia política de El Salvador y sigue generando debate en la sociedad salvadoreña sobre el equilibrio entre el poder del pueblo y la necesidad de adaptar la ley fundamental a los cambios de la realidad nacional.