Gracias al módulo espacial Odysseus que llevaba consigo una cápsula del tiempo, la música ha trascendido los límites terrestres.
Mireille Meléndez.
La cápsula cargada con los sonidos inconfundibles de leyendas como Elvis Presley, Jimi Hendrix, Bob Marley, Carlos Santana y muchos más, ha marcado un momento sin precedentes en la exploración espacial y la preservación cultural, esto por si algún día la tierra llega a desaparecer quedará rastro de la existencia de la vida humana.
El 22 de febrero pasado, Odysseus, la primera nave espacial desarrollada por una empresa privada, logró un aterrizaje histórico en la luna. Este hito no solo representa un avance tecnológico significativo, sino que también es la primera vez en más de medio siglo que una misión estadounidense alcanza la superficie lunar, desde los días del icónico programa Apolo y su última hazaña en 1972, el Apolo 17.
El director de la NASA, Bill Nelson, no escatimó en calificar este logro como “un gran salto para toda la humanidad”, evocando las inmortales palabras de Neil Armstrong, el primer ser humano en pisar la luna en 1969. Odysseus partió el 9 de febrero a bordo del cohete SpaceX Falcon, navegando a través del espacio durante días hasta alcanzar la órbita lunar.
El módulo especial Odysseus no lleva tripulación, es solo un robot pero su papel como pionero en la exploración lunar es innegable. Equipado con investigaciones científicas, está allanando el camino para el regreso de los astronautas a finales de esta década.
Pero hay algo más que resalta en este histórico logro: las grabaciones digitalizadas de los íconos artistas más emblemáticos de la humanidad permanecerán en la cápsula del tiempo que reposa en la silenciosa superficie lunar. Es un testimonio no solo de nuestro avance tecnológico, sino también de nuestra rica diversidad cultural y artística, destinada a perdurar más allá de las fronteras de nuestro planeta.