El cielo, más cerca que nunca, con la última versión del videojuego Flight Simulator

AFP

Cae la tarde en el aeropuerto JFK de Nueva York. Un Boeing 787 procedente de París está a punto de aterrizar, en el horizonte se recorta el célebre “skyline” de la gran manzana, mientras el comandante de a bordo se concentra en sus instrumentos.

Una escena casi habitual para los pilotos de numerosas compañías aéreas, pero lo es mucho menos para el piloto dominguero, a menos que utilice el último simulador de vuelo de Microsoft, Flight Simulator, que sale a la venta el próximo 18 de agosto.

Desarrollada por el estudio Asobo, establecido en Burdeos (suroeste de Francia), la última edición de este juego ha causado una especial expectación entre el público, pues han pasado 14 años desde la aparición de su anterior versión.

“Flight Simulator es una licencia que ha hecho jugar a decenas de millones de jugadores, hay una comunidad que espera desde hace muchos años. Así que Microsoft no tiene derecho al error”, recuerda Laurent Michaud, analista especializado en el sector de los videojuegos.

El Flight Simulator es un verdadero monumento de los videojuegos, la serie más antigua que existe, lanzada en 1982. Con el tiempo, el juego ha creado todo un género, el de las simulaciones, declinadas desde entonces a numerosos soportes, como el tren, el tractor o la nave espacial.

El piloto virtual puede elegir entre toda una gama de aeronaves, desde del pequeño Pitts Special S2S al Dreamliner de Boeing, pasando por el Cessna Longitude o el Airbus A320 Neo, para variar las experiencias de vuelo en medio de unos paisajes de una profundidad sobrecogedora.

El objetivo del juego es ir de un aeropuerto a otro, según el deseo de cada uno, gestionando el conjunto de comandos e instrumentos de a bordo de los distintos aparatos.

In fine, es una verdadera invitación al viaje, en estos tiempos duros para los trotamundos. Sobrevolar Londres o Tokio, las aguas turquesa del Caribe o el Kilimanjaro… y todo modelado con imágenes sintetizadas con inteligencia artificial y gracias a la potencia de los servidores de Microsoft a partir de imágenes satélite, a medida que el jugador se va desplazando.

– Un juego para apasionados de la aviación –

Además, el juego propondrá una meteorología cambiante, que puede basarse en datos meteorológicos reales del momento y del lugar en el que el jugador deseará despegar, pero también se puede fijar por parámetros de todo tipo, para vivir un despegue tranquilo al amanecer o, al contrario, evitar una tormenta violenta sobre el océano Índico. 

“Es un poco como SimCity, son juegos comunitarios, con un grupo de varias decenas de millones de jugadores susceptibles de comprarlo. Cada vez se dan menos fracasos comerciales entre los juegos de este tipo. En cambio, sí que puede haber decepciones. Sabremos rápidamente si el juego ha alcanzado los objetivos de calidad”, explica Michaud. 

Los más apasionados no dudarán en equiparse para disfrutar a fondo de la experiencia, con pedales, joysticks de pilotaje con mandos de gas, un sillón adaptado… y todo con el fin de vivir una experiencia de vuelo lo más realista posible.

Esta debería ser todavía más intensa con la integración de la realidad virtual en Flight Simulator, pues el juego será compatible con el casco HP Reverb G2, previsto para principios de octubre. Más adelante, será compatible también con otros modelos.

Con todo, el juego no estará al alcance de todos, pues se requiere un ordenador de gran potencia y fibra óptica para poder disfrutar plenamente del mismo.

La versión Flight Simulator 2020 se venderá en tres versiones (estándar, “deluxe” y “premium”) que incluirán más o menos aviones y aeropuertos en su catálogo.