AFP
Las baianas Gloria Maria y Shirley Pitta anhelaban las pasarelas desde niñas pero en un Brasil que batalla para reconocerse a sí mismo, estas jóvenes negras dudaron en perseguir el sueño que este año se materializó en una más inclusiva Sao Paulo Fashion Week.
“Verme como una persona bonita, una persona que existe, fue complicado, porque en la televisión siempre veía cosas que yo no era”, cuenta Shirley, que a sus 21 años ya apareció en las páginas de Vogue, Elle y Marie Claire.
Shirley se define en las redes como “negra-favelada-nordestina”. Su historia de cenicienta moderna captó titulares: antes de ser descubierta en 2018, ayudaba a su madre a vender pinchos de carne en la entrada del zoológico de Salvador (nordeste), su ciudad natal.
“Todos los días, sábados, domingos y feriados. Llegaba en la mañana y terminaba en la noche”, cuenta a la AFP en los ratos libres que deja la agenda de la Sao Paulo Fashion Week.
Shirley se impone en los espacios públicos tanto por su presencia como por su clara consciencia racial. Cabello corto, pómulos marcados y mirada incisiva, explica que la seguridad que transmite no siempre estuvo allí y que su inseguridad se debía a su color de piel y su cabello crespo.
“Cuando era pequeña me colocaba una toalla en la cabeza y me quedaba así, pareciendo no sé que. Es un tema importante, porque nuestros niños no tendrán el cabello liso cuando crezcan y eso no es un problema, es algo lindo”, reflexiona.
Un 55% de los cerca de 212 millones de brasileños se identifican como negros, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Sin embargo, el debate sobre la marginación racial que sufren aún enfrenta resistencias.
Este año la Sao Paulo Fashion Week, que se realizó del 4 al 8 de noviembre en un formato virtual por la pandemia del nuevo coronavirus, impuso por primera vez como regla que las marcas adoptasen una cuota de 50% de modelos no blancos, para garantizar un casting que incluyese a negros e indígenas.
El cambio abrió las puertas para Shirley y para Gloria Maria Fonseca Siqueira, de 17 años.
– “Ser diferente es único” –
Alta, delgada, cabello suelto, la adolescente Gloria Maria dice nunca haber sufrido racismo, pero a pesar de recibir comentarios sobre su potencial, demoró para tocar las puertas del mundo de la moda.
“No entro nunca”, cuenta que se dijo cuando a los 15 años vio imágenes del portafolio de la agencia Ford Models, una de las más prestigiosas del ramo. “No tenía confianza, no sé, pensaba que no era bastante bonita”, relata en la sede de la agencia en Sao Paulo.
“Ahora yo sé que puedo explorar el mundo”, afirma la muchacha, que sueña con trabajar con el reconocido fotógrafo Mario Testino.
La menor de siete hermanos, oriunda de una familia de clase media baja, Gloria Maria admira a Naomi Campbell y Adut Akech.
Para ella Brasil, que exportó a la supermodelo Giselle Bunchen, es un país caracterizado por sus diferencias; algo que puede ser positivo, aunque “a veces las personas se sienten menos por ser diferentes e intentan encajarse en un único patrón. No saben que ser diferente es único”, afirma.
Shirley ve el momento actual como una puerta abierta: “Estamos entrando. No voy a quedarme pensando en lo que era o en lo que fue. Vamos adelante”.