Una cantante sufí vuelve al escenario a pesar de las amenazas islamistas en Bangladés

AFP

En Bangladés, la cantante sufí Rita Dewan cautivó a las multitudes durante años. Hoy, amenazada de muerte por los islamistas, vive con el temor de que cada concierto sea para ella el último.

A los 38 años, es una de las pocas mujeres del país que interpreta cantos sufíes y populares, en la tradición de los juglares “baul”, inscrita desde 2005 por la Unesco en el patrimonio inmaterial de la humanidad.

Tras ocho meses de esconderse, dos de ellos en cabañas rurales donde carecía de comida y no se atrevía a salir, ni siquiera para ir al baño, la artista volvió a cantar. 

“YouTube está lleno de videos de mulás pidiendo que me decapiten”, explica a la AFP, llorando. “Tenía demasiado miedo incluso de ir al baño, la mayoría de las veces al aire libre. Temía que me encontraran y me decapitaran”, precisa.

El sufismo, corriente musulmana mística ilustrada por poetas como Omar Khayyam o Jalal al Din Rumi, concede un lugar especial a la música y cuenta con numerosos adeptos en las zonas rurales de Bangladés.

Pero los islamistas radicales lo consideran herético y los extremistas han matado a más de una veintena de sufíes en los últimos años en el país.

En Bangladés, que cuenta con 168 millones de habitantes mayoritariamente musulmanes, la influencia de los islamistas va en aumento, con violentas manifestaciones que exigen castigar la blasfemia con la muerte. 

A finales de octubre y principios de noviembre, se produjeron marchas multitudinarias organizadas por partidos islamistas para protestar contra Francia y el apoyo de su presidente Emmanuel Macron a la libertad de expresión tras el asesinato en octubre de un maestro que había mostrado caricaturas del profeta Mahoma en clase de educación cívica.

– “He pedido disculpas” –

Los islamistas colocaron a Rita Dewan en su mira en febrero, después de la difusión en YouTube de un diálogo cantado en un concierto entre el ser humano, al que encarnaba, y Dios, interpretado por otro artista.

Al menos cuatro denuncias la acusaron de difamar el islam y ofender los sentimientos religiosos. Se enfrenta a cadena perpetua en virtud de la ley de seguridad digital de 2018.

“Las cosas se han interpretado fuera de contexto, en realidad estaba interpretando un personaje”, subraya esta musulmana practicante. “Ya he pedido disculpas”, dice. Pero esto no puso fin a las amenazas.

Deberá responder ante la justicia el 15 de noviembre y decidió reunirse con su público a principios de noviembre, en un santuario sufí no lejos de Daca, ante unas mil personas.

Su primer concierto desde febrero duró toda la noche pero, desde el primer canto, se paralizó al ver a dos hombres con aspecto de islamistas, “del tipo de los que no les gusta el canto y quieren prohibirlo”, explica.

“Pensé que eran mulás, y tenía tanto miedo que apenas podía cantar”, agrega. Se marcharon después de dos canciones, una forma de intimidación habitual según los expertos.

Saymon Zakaria, especialista de la música sufí en Bangladés, precisa a la AFP temer por el futuro de esta rica tradición musical, debido a la presión creciente de los islamistas. “La situación es muy crítica”, añade.

Las quejas contra Rita Dewan apuntan a “censurar el trabajo de los artistas”, estima por su parte el militante de derechos humanos Rezaur Rahman Lenin, la ley digital “se ha convertido en un poderoso instrumento para silenciar” artistas y pensadores.

Este año, otro cantante sufí, Shariat Sarker, de 39 años, fue acusado de difamar el islam. Estuvo seis meses en prisión, sin juicio. Luego tuvo que esconderse y, amenazado de muerte, ya no da más conciertos.