AFP
Cuatro derrotas al hilo, un punto de los últimos 15 disputados y una “desazón” que se extiende desde el plantel y el cuerpo técnico hasta la hinchada: ese fue el saldo de la última etapa del premundial para la selección uruguaya.
En la estrepitosa caída del martes 3-0 frente a Bolivia en la altura de La Paz (3.600 metros), la Celeste se quedó sin aire tanto en la cancha como en la tabla de la clasificatoria sudamericana rumbo a Catar-2022.
Con 16 unidades y una letal diferencia de goles (-7), los dirigidos por Óscar Tabárez se desplomaron al séptimo lugar, puesto que los deja afuera de la Copa del Mundo.
Sin embargo, los uruguayos todavía dependen de sí mismos, ya que entre el cuarto y el octavo escalón hay actualmente apenas dos puntos de diferencia.
Y en los cuatro partidos que restan la Celeste se enfrentará, después de Venezuela, con rivales directos: Paraguay, Perú y Chile.
No obstante, mucho tendrá que cambiar en el funcionamiento del equipo para revertir una pálida imagen que volvió a instalarse tras la actuación en el Hernando Siles.
– Tabárez sí, Tabárez no –
Varios factores pueden explicar el declive de Uruguay.
Por un lado, la acumulación de lesiones que provocaron muchas bajas en las últimas fechas, incluyendo las ausencias en distintos encuentros de los artilleros Édinson Cavani o Luis Suárez.
Por otro, el cambio en el calendario FIFA, que le deparó enfrentamientos consecutivos con Argentina, con Brasil y otra vez con Argentina, los mejores del continente.
Pero sobre todo, el propio Uruguay, ya que la selección se convirtió en su peor enemiga en varios encuentros, con errores insólitos y gran cantidad de ocasiones de gol mal definidas.
La situación del conjunto charrúa vuelve a poner sobre el tapete la continuidad del ‘Maestro’ Tabárez, el entrenador que lleva 15 años al frente de la Celeste y cuyo cargo ya estuvo en entredicho tras la triple fecha de octubre.
Tanto la afición como la prensa local aparecen divididas sobre cuál debería ser el futuro del DT, quien transita el peor momento de su extensa gestión.
Algunos piden no perder la memoria y el agradecimiento por su proceso, que catapultó a la Celeste a un cuarto lugar en Sudáfrica-2010 y un quinto puesto en Rusia-2018 además de conseguir la Copa América 2011, devolviéndole el brillo de antaño.
Pero otros aseguran que su ciclo está agotado, y que el cambio debe hacerse ahora, cuando faltan más de dos meses para la próxima fecha del premundial.
Tabárez, en tanto, descartó una renuncia, alegando que, a pesar de la “desazón”, no tirará la toalla.
“Hay una gran desazón, yo me siento así también”, dijo el entrenador de 74 años en la conferencia de prensa tras la derrota en La Paz.
“Lo único que queda es mirar para adelante y seguir luchando”, agregó.
Su respuesta fue tajante cuando le preguntaron si consideraba poner su cargo a disposición para que alguien más tome las riendas de la Celeste: “No, soy un profesional y tengo un contrato firmado”.
“No sé quién me puede exigir eso a mí, sobre todo después del tiempo de trabajo que se tuvo acá”, agregó con gesto adusto el técnico de mayor antigüedad en una selección en la historia.
Esas declaraciones no fueron muy bien recibidas por quienes cuestionan su continuidad pero tampoco por dirigentes de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), según la prensa local.
Lo cierto es que la selección tiene varios problemas por resolver antes de las cuatro finales que le quedan por delante.