Una escuela en Congo combate los prejuicios hacia los autistas

AFP

En el Congo, a los niños autistas se los califica de brujos, hechizados o “perdidos”. Pero una escuela en Brazzaville quiere luchar por su “socialización” y sensibilizar a la población ante este trastorno del desarrollo cerebral.

Situado en pleno corazón de Poto-Poto, el barrio más cosmopolita de la capital Brazzaville, la escuela de la Case Dominique, gestionada por religiosas católicas, acoge este año a 350 niños autistas y otros con trisomía.

Con sandalias, camiseta y un pareo bien atado, Coco deja por la mañana a su hija Édith, de 12 años. Hasta los tres años, Édith no conseguía expresar y, años después, todavía tenía “un comportamiento infantil”, explica su madre a la AFP.

“Tenía dificultades para aprender en la escuela ordinaria. Comprendí que había algo que no iba bien. Por eso pensé de llevarla a la Case Dominique”, dice esta mujer de 45 años.

“Ahora, veo una gran evolución: puede escribir la fecha del día por ejemplo”, celebra la madre que se dice “optimista de cara al futuro”.

Las clases en este centro empiezan a las 8H00 y terminan a las 11H00, con un recreo en medio. Los alumnos, tanto niñas como niños, visten un pantalón corto azul marino y camisa caqui, como en las escuelas ordinarias.

“En mi clase, les enseño la articulación de las palabras, la lectura y el vocabulario. Tengo niños de todas las edades y de todos los niveles”, dice a la AFP Dudal Ndolo, un profesor de 40 años.

“Los ponemos juntos para permitir que socialicen, que se conozcan y se familiaricen. Porque en casa, son apartados, rechazados”, afirma Ndolo.

En las aulas, los alumnos se sientan en grupos de tres o cuatro en bancos situados junto al pupitre y saludan a coro a los visitantes.

  • Lento cambio de mentalidad –
    Al inaugurarse en 1999, la Case Dominique trabajaba con niños víctimas de los conflictos armados, pero luego se especializó en los menores autistas y obtuvo algunos logros destacados, dice su director Dieu Merci Nakavoua.

“Tenemos un niño autista que empezó con todas las dificultades. Ahora se encuentra en Francia como artista pintor. Realmente hay niños que emergen”, asegura.

En la Case Dominique, los niños autistas parecen en plenitud, pero en la sociedad son víctimas de los estigmas.

“Se piensa que estos niños son brujos, que están hechizados por tal persona o tal otra, que están bajo los efectos de un mal espíritu que los dirige y los anima a hacer esto o aquello”, lamenta la hermana Ida Pélagie Louvouandou, coordinadora de la escuela.

“Hoy en día, desgraciadamente, hay muchas parejas que se separan a causa del autismo” de un niño, lamenta.

Para luchar contra estos prejuicios, la Case Dominique busca sensibilizar a la población.

“Desde hace dos años, vamos de vez en cuando a las calles con folletos, al encuentro de gente para hablarles y explicarles que el autismo es un fenómeno natural que existe y que debemos acoger con mucho respeto”, dice la coordinadora.

Sin embargo, la hermana reconoce que el cambio de mentalidad es lento en una sociedad donde la situación “no ha evolucionado mucho, porque todavía muchos niños autistas son rechazados en los autobuses del transporte público”, por ejemplo.

Expertos y especialistas de salud interrogados por la AFP aseguran que no existen estadísticas sobre este trastorno en Congo.