AFP
China aplica en Tíbet una política de reducción de la pobreza que obliga a la población rural a realizar cursos de formación profesional similares a los vigentes en la vecina Xinjiang, denuncia este martes un estudio estadounidense.
El presidente Xi Jinping había fijado fines de 2020 como límite para erradicar la pobreza extrema en su país. Ésta, ya ha experimentado un descenso fenomenal en 40 años.
Pero este plazo fijo obligó a las autoridades a intentar lograr sus objetivos con fórceps, al presionar a poblaciones muchas veces reacias a los cambios, de acuerdo a la Fundación Jamestown, un centro de investigaciones estadounidense.
Las autoridades regionales del Tíbet (suroeste de China) ponen en práctica estos cursos de formación, que preparan a la gente para oficios en las fábricas y en otros sectores de la actividad económica: hoteles y restaurantes, construcción, seguridad e inclusive la artesanía.
Sin embargo, siempre según la Fundación Jamestown, estos cursos se realizan con frecuencia en un entorno militar y son un medio para intentar asimilar a los tibetanos, que constituyen el 90% de la población del Tíbet.
Un documento gubernamental citado en el estudio norteamericano afirma que unos 500.000 habitantes de esta región recibieron cursos de capacitación durante los primeros siete meses de 2020, por cuotas de acuerdo a cada cantón.
Además, unas 50.000 personas se han visto afectadas en otros lugares de Tíbet y más de 3.000 en otras partes de China, según este informe, realizado por el investigador alemán Adrian Zenz.
Otros documentos oficiales instan a convencer a la población rural a abandonar su “mentalidad retrógrada” para dedicarse a trabajos modernos y aumentar sus ingresos.
El carácter obligatorio de esta formación no está probado, pero la presión ejercida sobre las autoridades por el escalafón superior implica necesariamente cierta coerción, según la Fundación Jamestown.
Esta organización, fundada en 1984, tiene por misión “informar y educar a los responsables políticos”, y dice haber “contribuido directamente a la caída del comunismo” en Europa y en la ex URSS.
Ésta considera que el plan de desarrollo del empleo tibetano es similar al de Xinjiang (noroeste chino), donde China es acusada de haber internado a un millón de uigures musulmanes en nombre de la lucha anti-terrorista.