AFP
Una subida de impuestos para financiar los miles de millones de libras de ayuda gubernamental gastados en combatir el impacto del coronavirus amenaza al Reino Unido, pero los economistas señalan que no debe hacerse demasiado pronto dada la fragilidad de la economía.
La prensa británica afirmó recientemente, citando fuentes anónimas, que el ministro de Finanzas está considerando subidas que podrían alcanzar 20.000 a 30.000 millones de libras (22.500-33.600 millones de dólares), entre impuestos sobre el combustible, introducción de un gravamen a las ventas en línea, armonización de los impuestos a las ganancias de capital y el aumento del impuesto de sociedades.
El miércoles, el propio ministro Rishi Sunak advirtió ante los diputados británicos que el gobierno tendrá que “hacer cosas difíciles”, pero trató de tranquilizarlos prometiendo que no vivirán “una película de terror con interminables subidas de impuestos”.
A finales de julio, la deuda pública británica superó el umbral de los 2 billones de libras, un récord histórico que simboliza el impacto brutal de la pandemia, y la ayuda inyectada en particular para preservar los empleos.
Al mismo tiempo, el Producto Interno Bruto (PIB) se desplomó un 20,4% en el segundo trimestre como consecuencia del confinamiento.
Esta contracción sin precedentes redujo considerablemente los ingresos fiscales, a lo que se suman las reducciones de impuestos temporales hechas a sectores debilitados como la hostelería y la restauración.
Como resultado, el déficit público aumentó a niveles sin precedentes, llegando a 150.500 millones de libras entre abril y julio.
En este contexto, algunos economistas expresaron su preocupación por un aumento prematuro de la imposición.
“No es el momento de aumentar los impuestos: la economía es todavía frágil, la recuperación está empezando”, dijo el grupo de expertos del IFS en una nota.
Y señalan que hay muchas maneras de incrementar los gravámenes cuando llegue el momento.
Además de aumentar los tres impuestos principales (sobre la renta, las contribuciones a la seguridad social y el impuesto sobre el valor añadido), también se pueden considerar los impuestos específicos relacionados con la contaminación, afirman.
“O se pueden centrar, por ejemplo, en los ingresos más altos y en la fortuna”, aunque “la mejor opción sería no aumentar los impuestos sino reformarlos”, como el impuesto de sociedades, señala el IFS.