AFP
Italia se prepara para inaugurar con gran pompa el nuevo puente de Génova (noroeste) el lunes, dos años después de que colapsara el antiguo dejando 43 muertos en agosto de 2018.
“Mañana estaré en Génova para la inauguración del nuevo puente: de una herida que difícilmente cicatrizará al símbolo de una nueva Italia que se levanta. Un día importante que cuenta el presente y futuro de un país que cambia”, escribió en Facebook el primer ministro italiano, Giussepe Conte.
Sin embargo en la ceremonia pesará la ausencia de las familias de las víctimas que se niegan a participar en esta inauguración y se reunirán diez días más tarde para conmemorar el segundo aniversario de la tragedia.
El 14 de agosto de 2018, bajo una lluvia torrencial, el puente Morandi, que llevaba el nombre del ingeniero que lo diseñó en la década del 60, uno de los ejes esenciales para el comercio con Europa pero también para los viajes turísticos, se derrumbó arrastrando decenas de vehículos y causando la muerte de 43 personas, entre ellos cuatro niños.
Desde entonces, Italia, donde la ejecución de obras públicas suele ser muy lenta, redobló el pasó y terminó en tiempo récord el puente, a punto que hoy se habla en el país del “modelo Génova”.
El último tramo del puente, de aproximadamente 1 km de largo, fue colocado a finales de abril, tras lo que se realizaron los trabajos de acabado y las pruebas de seguridad.
Además de Conte, asistirán el presidente Sergio Mattarella, las autoridades locales y el arquitecto Renzo Piano, quien diseñó el nuevo puente y es autor, entre otros, del Centro Pompidou y el nuevo Palacio de Justicia en París y de la Torre The Shard en Londres.
La tragedia dio lugar a una dura batalla judicial -aún en curso-, en la que las familias apuntan sobre todo a la empresa encargada del mantenimiento, una subsidiaria del grupo Atlantia, de propiedad de la familia Benetton, el mayor concesionario de autopistas en Italia.