AFP
La OPEP prevé un aumento de la demanda de petróleo mundial en los próximos 25 años impulsada por la emergencia de países como India, pero revisó sus previsiones a la baja por la pandemia y señaló que hay incertidumbre.
En un reporte anual, el grupo pronostica un incremento de más de 10 millones de barriles por día (mbd) en la demanda de crudo durante los próximos 25 años.
De 99,7 mbd en 2019 se pasará a 109,3 mbd en 2040, y luego a 109,1 mbd en 2045.
Esas estimaciones de la Organización de países exportadores de petróleo (OPEP) contradicen la idea de que el mundo puede haber alcanzado un “pico petrolero” por la crisis actual, es decir, que el consumo ya estaría en caída.
La crisis sanitaria ha tenido un efecto radical sobre la demanda, que se contraerá este año a causa del freno casi total de ciertos sectores como el transporte aéreo.
Las previsiones de la OPEP se basan en la hipótesis de un retorno al ritmo de crecimiento económico normal tras la pandemia, así como a un efecto de recuperación en los sectores más afectados como la aviación, el transporte terrestre y la industria.
El sector petroquímico es el que debería liderar la demanda en el futuro, según la OPEP.
Sin embargo, estas cifras representan una revisión a la baja de más de 1 mbd en comparación con el nivel de demanda previsto para 2040 en el último reporte publicado el año pasado.
La OPEP destaca que la pandemia de covid-19 tuvo un efecto más pronunciado sobre aquellos países más desarrollados de la OCDE, lo que incrementa la brecha entre sus trayectorias y las de los países en vías de desarrollo.
Para las naciones más desarrolladas, se espera que la demanda se estabilice entre los años 2022 a 2025 y luego inicie una baja.
Por el contrario, la demanda debería continuar creciendo en otros países -con India a la cabeza-, impulsada tanto por el surgimiento de la clase media como por el crecimiento demográfico y económico.
Sin embargo, la OPEP admite que sus previsiones cuentan con un margen de error de hasta 10 mbd en el caso de sus pronósticos para 2045, esencialmente debido a los divergentes escenarios de crecimiento económico y la velocidad de desarrollo de ciertas tecnologías, como los autos eléctricos.
“El desafío del cambio climático, la pandemia de covid-19, la crisis económica y las modificaciones de comportamiento de los consumidores añaden incertidumbre sobre las perspectivas futuras de la oferta y la demanda de petróleo”, escribe.