AFP
Huracanes como Sandy, en 2012, o la tormenta Ida del pasado septiembre dejaron a la vista la amenaza del cambio climático para Nueva York. Ahora, Manhattan construye casi cuatro kilómetros de muros, compuertas y parques elevados para protegerse de las inundaciones y del aumento del nivel del mar.
Casi una década después de Sandy y múltiples estudios, la ciudad ejecuta Resiliencia de la Costa Este (ESCR, por sus siglas en inglés) entre las calles 25 y Montgomery, en el Bajo Manhattan, un proyecto con un costo de 1.450 millones de dólares.
Perforadoras y excavadoras preparan el terreno a los obreros que colocan la estructura de acero y cemento armado del muro, de tres metros de altura.
“Cuando completemos este proyecto tendremos una elevación de 5 metros de altura para proteger a la comunidad”, explica a la AFP Tom Foley, comisario en funciones del Departamento de Diseño y Construcción de la ciudad de Nueva York.
A lo largo de 4 kms de la línea costera, también se instalarán compuertas para cerrar el paso al agua, y un parque elevado que actuará de muro protector para evitar que se repitan los efectos catastróficos de Sandy, que dejó 44 muertos, 19.000 millones de dólares en daños y 110.000 residentes damnificados en la zona.
Ya está construido el muro entre las calles 23 y 20, una parte del proyecto donde la separación entre el East River (Río Este) y los edificios residenciales es la más estrecha de toda el área.
Además del parque elevado, el proyecto incluye un muelle, una explanada, carriles bici, bancos y zonas ajardinadas.
Asimismo, se plantarán casi 1.800 árboles de diversas especies, casi el doble de los que han sido destruidos para realizar el proyecto, así como otros 1.000 en el vecindario, que se suman a los 500 ya plantados, explica a la AFP Sarah Nielsen, del departamento de Parques de la ciudad de Nueva York.
Lo completan un sistema de drenado subterráneo para mejorar la capacidad de evacuación de la red de alcantarillado y la construcción de una subestación de energía para evitar que la zona se quede sin luz durante días como ocurrió con Sandy, uno de los peores huracanes que junto al Katrina en Nueva Orleans en 2005 o el Harvey que devastó Houston en 2017, han golpeado a ciudades en Estados Unidos en lo que va de siglo.
– “Mejor que nada” –
Con 836 kilómetros de costas y unas previsiones de aumento de 0,67 metros del nivel del mar para 2050, Nueva York se prepara con una “estrategia por niveles”, dice Jainey Bavishi, directora de la Oficina de Resiliencia Climática de la alcaldía.
“Estamos construyendo una protección costera para alejar el agua donde es posible, pero también reconocemos que no va a ser posible alejarla en todos los sitios”, avisa.
Sobre todo, “nos aseguramos de que las bases sean suficientemente sólidas para que podamos seguir construyendo encima si fuera necesario”.
También se están reforzando cerca de un millón de edificios en Manhattan e infraestructuras cruciales, limitando las construcciones en zonas de riesgo y hasta trabajando con pequeños negocios y residentes para minimizar el impacto de eventos extremos, explica.
Es un problema de dimensiones globales. Más de 150 millones de personas en el mundo viven en zonas que podrían quedar anegadas por el agua hacia 2050.
Si los numerosos recursos ante la justicia de asociaciones y ciudadanos descontentos con el proyecto de la municipalidad no lo retrasan, el ESCR estará terminado para 2026.
“No estoy segura de su eficacia”, dice una vecina que se identificó solo como Terry, descontenta de que no se haya hecho nada desde Sandy, pero asume que “es mejor que nada”.
– “Estrategia ambiciosa”
El ESCR es solo una parte de un ambicioso proyecto. En 2013, la alcaldía de Nueva York anunció un plan de casi 20.000 millones de dólares para construir “resiliencia climática”.
Aunque la cantidad puede parecer astronómica, estos “20.000 millones en inversiones son solo un adelanto”, previene Bavishi.
“La resiliencia es un proceso y no un resultado”, asegura.
Cada comuna tiene sus especificidades y las soluciones “dependen de las condiciones específicas de los lugares, la geografía y la topografía y los usos que hacen de la línea costera”.
El Congreso estadounidense acaba de aprobar un gigantesco plan de inversiones de 1,2 billones de dólares de los que destinará 50.000 millones para proteger a las comunidades del cambio climático.
“Estoy convencida de que nuestra estrategia de resiliencia climática es una de las más ambiciosas de Estados Unidos y posiblemente del mundo”, asegura.