Netanyahu designado para formar el próximo gobierno en Israel

AFP

El primer ministro saliente Benjamin Netanyahu, procesado por corrupción, fue designado este martes para formar el próximo gobierno israelí, a pesar de su incapacidad para reunir apoyo suficiente en el parlamento.

Dos semanas después de las cuartas elecciones en menos de dos años en Israel, el presidente Reuven Rivlin anunció que Netanyahu, de 71 años de edad y doce ininterrumpidos en el poder, estará encargado de formar un nuevo equipo ministerial.

“Tomé mi decisión en base a las recomendaciones (de los partidos), que indican que el diputado Benjamin Netanyahu tiene una posibilidad más grande de formar gobierno”, dijo el presidente Rivlin en una declaración televisada. “Es por ello que decidí encargarle formar gobierno”, agregó.

“No es una decisión fácil para mí, tanto moral como éticamente”, agregó este exmiembro del Likud, el partido de derecha de Netanyahu, al día siguiente de la reanudación del proceso contra el primer ministro inculpado de corrupción en tres casos.

Habitualmente, el presidente designa al candidato que haya recibido el apoyo de 61 diputados, pero “ninguno tiene posibilidad real” de alcanzar ese umbral, estimó Rivlin.

Las elecciones legislativas del 23 de marzo no permitieron definir un ganador claro para sacar al país de una larga crisis política.

El lunes, 52 diputados del Knéset, el parlamento israelí, recomendaron encargar a Netanyahu la formación del próximo gobierno, durante conversaciones con el presidente.

El Likud obtuvo el número más importante de bancas en el parlamento (30 de 120) en las elecciones, y recibió el apoyo de los partidos ultraortodoxos y la fuerza de extrema derecha “Sionismo Religioso”.

En el lado de los antiNetanyahu, decididos a sacar al primer ministro más perenne de la historia de Israel en el poder, 45 diputados recomendaron al centrista Yair Lapid, líder del partido Yesh Atid.

Primer jefe de gobierno en enfrentar causas judiciales durante su mandato, Netanyahu está acusado de corrupción, fraude y abuso de confianza en tres casos, cargos que niega por completo. 

– Azar del calendario –

“Conozco la posición que muchos comparten, según la cual el presidente no debería confiar esta tarea a un candidato que enfrenta acusaciones criminales, pero según la ley y la decisión de los tribunales un primer ministro puede continuar desempeñando su función incluso cuando está confrontado a acusaciones”, afirmó el martes Rivlin.

Por azar del calendario, las discusiones entre los partidos y el presidente Rivlin tuvieron lugar el día de la reanudación del proceso contra Netanyahu, durante el cual fue acusado por la principal fiscal de haber “usado de forma ilegítima el gran poder gubernamental que le fue conferido”.

El interesado reaccionó afirmando que la oficina de la fiscalía “utilizó de forma ilegítima el poder que le fue conferido”, retomando los términos de la fiscal.

En lo inmediato, el proceso de Netanyahu no amenaza sus ambiciones porque solo tendría que renunciar en caso de condena definitiva, y el agotamiento de todos los recursos legales podría llevar años.

– Fragmentación –

La tarea de formar gobierno se anuncia compleja para Netanyahu, ya que el escenario político israelí está fragmentado con 13 partidos que se reparten las 120 bancas del parlamento.

Entre sus objetivos para formar una coalición gubernamental figura sobre todo la fuerza de derecha radical Yamina, de Naftali Bennett, (7 bancas).

Este martes, Bennett anunció en una conferencia de prensa que rechazó la oferta de Yair Lapid para formar un gobierno de unión basado en una rotación. Bennett agregó que quiere un gobierno “estable y de derecha”.

Una fuerza que puede inclinar la balanza es el pequeño partido islamista Raam, del árabe israelí Mansour Abbas, que consiguió cuatro escaños.

Pero Bezalel Smotrich, el líder de “Sionismo Religioso”, aliado de Netanyahu, ha dicho que rechaza participar en un gobierno con Raam.

Habitualmente, el candidato elegido dispone de 28 días para formar gobierno, un plazo que puede extenderse 14 días más. En caso de que ninguna de las dos fuerzas principales logren formar una coalición, podrían convocarse nuevas elecciones, lo que prolongaría la crisis en Israel.