Óscar Flores
La migración desde América del Sur hacia Estados Unidos a través de la selva del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, sigue en aumento a pesar de las nuevas regulaciones impuestas por Washington y los riesgos de una ruta inhóspita donde las muertes son cada vez más frecuentes.
Giuseppe Loprete, jefe de la Misión en Panamá de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), subraya la gravedad de la situación: “Nadie sabe cómo va a ser el próximo año, pero en los próximos meses tenemos que prepararnos para lo peor”.
La frontera natural del Darién, conocida por sus 266 km de longitud y 575,000 hectáreas de superficie, se ha transformado en un corredor para los migrantes sudamericanos que buscan llegar a Estados Unidos a través de América Central y México.
A pesar de las advertencias de Estados Unidos sobre la admisión de migrantes que ingresan de manera irregular a Panamá, el Departamento de Migración del país reporta que desde enero hasta agosto, más de 267,000 personas han cruzado el Darién. Esta cifra ya supera el récord de todo el año anterior, cuando 248,000 migrantes atravesaron la jungla panameña en busca del “sueño americano”.
Se espera que, manteniendo este ritmo, alrededor de 400 mil migrantes habrán cruzado el Darién para fin de año, según las proyecciones del gobierno panameño.
Sin embargo, la situación de los migrantes en su trayecto es alarmante. Los peligros de la selva del Darién, que incluyen animales salvajes, ríos peligrosos y bandas criminales, causan un alto número de muertes y heridas. Las autoridades panameñas reconocen que el número real de migrantes fallecidos es desconocido debido a la inaccesibilidad de la selva y la falta de denuncias.
La mayoría de los migrantes que cruzan el Darién en este año son venezolanos, ecuatorianos y haitianos, y entre ellos se encuentra un alarmante número de menores de edad. Las difíciles condiciones en las que llegan preocupan a las organizaciones internacionales, como Unicef, que alerta sobre la pérdida de todo por parte de estas familias migrantes durante su travesía.
La migración es impulsada por diversas causas, que incluyen la violencia, la inseguridad, la pobreza y el impacto del cambio climático en los países de origen. Para hacer frente a este creciente desafío, se requiere una cooperación internacional entre países y organizaciones, ya que ningún gobierno puede afrontarlo por sí solo, señala Giuseppe Loprete.