AFP
El doctor Showkat Nazir Wani, que apenas logra respirar dentro de su traje de protección en un hospital sin aire acondicionado, es uno de los numerosos médicos exhaustos por la lucha contra el coronavirus en India.
“Llevar este traje con 40 grados es muy difícil porque estás lleno de sudor. Pero intentamos hacerlo lo mejor que podemos para salvar las vidas de los pacientes”, explica a la AFP este médico del hospital privado Sharda, en Greater Noida, una ciudad de las afueras de Nueva Delhi.
“Hace mucho calor y nos ahogamos. Pero tenemos que llevarlo por nuestra seguridad personal”, dice el hombre de 29 años, mientras acude a ayudar a un paciente con neumotórax.
India superó este viernes el millón de casos declarados de covid-19 y el pico de la epidemia todavía parece estar lejos, con cada vez más contaminaciones en las zonas rurales.
Más de 250.000 personas murieron hasta ahora, un balance relativamente controlado teniendo en cuenta que la población total de India es de 1.300 millones de habitantes.
En un país donde los gastos en sanidad están entre los más bajos del mundo, el personal sanitario de los hospitales públicos, mal pagado y en instalaciones en muy mal estado, vive en una situación precaria.
Desde que empezó la pandemia murieron un centenar de médicos en el país, según la Asociación Médica india, que declaró esta semana una “alerta roja”.
“Los médicos tienen que tomar el control de la situación y asegurarse su seguridad, la de su familia, sus colegas y el personal”, dijo esta asociación de médicos en un comunicado.
– Agresión –
Siguiendo las instrucciones del gobierno del Estado de Uttar Pradesh, donde está la ciudad de Greater Noida, el hospital Sharda ofrece tratamiento gratuito a los pacientes de covid-19, muchos de ellos pobres.
Una parte de los pacientes no lleva blusa de hospital y en una de las camas se ve a un enfermo con una camiseta manchada de sangre.
Equipado de pies a cabeza con trajes de protección, el personal sanitario baña en sudor.
Para ir al servicio es necesario quitarse todo el traje y ponerse uno nuevo, con lo que algunos médicos e enfermeros prefieren dejar de beber agua, con el riesgo de sufrir náuseas y vértigo.
El calor y la necesidad de protegerse contra el virus representan “un doble estrés para el equipo”, explica Abhishek Deshwal, responsable de la unidad de cuidados intensivos del hospital.
“Pero intentamos hacerlo lo mejor que podemos, no tenemos elección”.
La lucha contra el nuevo coronavirus también tiene un coste para la vida personal del equipo médico. Showkat Nazir Wani por ejemplo no ha podido ver a su familia, que vive en la Cachemira india, desde que empezó la pandemia en marzo.