AFP
La palestina Tahani al Rifi veía en las dos sesiones mensuales de radioterapia una luz de esperanza en su lucha contra el cáncer, pero la pandemia y el cierre consecutivo de la Franja de Gaza la dejaron sin tratamiento.
A Tahani al Rifi, de 34 años, le diagnosticaron un cáncer de tiroides hace tres años y desde entonces cada mes se trasladaba a un hospital de la ciudad palestina de Hebrón, en la Cisjordania ocupada, para una radioterapia de yodo, un tratamiento que no puede hacer en Gaza.
Para salir de la Franja de Gaza se necesita un permiso del ejército israelí, que mantiene un férreo bloqueo del enclave palestino gobernado por el movimiento islamista Hamás.
Pero con la pandemia de covid-19, se cerraron todos los pasos fronterizos para evitar la circulación del virus, por lo que, desde agosto pasado, Tahani no ha podido asistir a las sesiones de radioterapia.
Desde hace seis meses, Tahani se siente muy debilitada. “Mis análisis de sangre muestran que mi estado se deterioró”, cuenta la mujer que lleva un velo floreado y una mascarilla rosada.
“Vivo tomando sedativos debido a los dolores en los pies y en el cuello”, señala.
Actualmente, Israel solo autoriza el traslado hacia los hospitales de Cisjordania o Jerusalén Este, sector palestino ocupado de la Ciudad Santa, de los casos más graves, entre los cuales no figura Tahani al Rifi.
Este lunes, Egipto reabrió el paso fronterizo de Rafah, sur de la Franja de Gaza, pero solamente por cuatro días y para algunas personas que deben viajar por razones humanitarias.
Los responsables palestinos de Gaza señalan que un centenar de pacientes esperan una autorización para seguir tratamientos en el exterior del enclave.
– Riesgos –
En Gaza, 51.670 personas contrajeron el covid-19, de las cuales 523 fallecieron, según el último balance del ministerio de Salud de este enclave de dos millones de habitantes.
“Los cancerosos son más débiles frente a la pandemia de covid-19”, alerta Imán Shanán, directora de un programa de ayuda a esos enfermos en la Franja de Gaza.
Según ella, unos 7.000 gazatíes tienen cáncer, de los cuales una parte importante son mujeres con cáncer de mama.
“Deberían tener aún más derecho a la atención médica”, dice Shanán, que sobrevivió a un cáncer de mama.
“El paciente tiene dos opciones: o se queda en casa y muere, o sale para recibir un tratamiento antidolor en el hospital y corre el riesgo de infectarse”, explica.
Rim Fathi, de 18 años, padece leucemia.
“Recibí varias autorizaciones por parte de Israel para salir de Gaza e ir a curarme en Jerusalén porque soy un caso grave”, dice a la AFP.
“Pero prefiero sufrir aquí antes que viajar a Jerusalén y correr el riesgo de contagiarme del coronoavirus”, agrega.
– Pobreza –
“Los enfermos de cáncer de Gaza son los que más sufren por el sistema de salud frágil, el bloqueo israelí, el cierre de los pasos fronterizos y la penuria de medicamentos y aparatos médicos”, afirma enfática Imán Shanán.
Por su parte, Tahani al Rifi espera poder salir pronto de Gaza, por el paso fronterizo de Erez, en el norte del enclave, para ir a Cisjordania pasando por Israel.
“Pero necesito 1.800 séqueles (450 euros, 540 dólares) para viajar y pagar la estadía en Hebrón”, explica.
“Si recibo la autorización israelí, tendré que pedir prestada esa sumas”, agrega.
La autoridad palestina contribuye a los gastos del viaje y la estadía, pero para aprovechar enseguida la eventual autorización israelí, la familia de Tahani pondrá el dinero de su bolsillo.
“Su estado de salud ya no es tolerable. Pagaremos lo que sea necesario para que no muera”, dice en voz baja Radwán, su padre de 70 años.