Por: Saraí Escobar
El caso de la presunta pandilla juvenil “Raza Estudiantil” ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de reforzar la prevención desde el hogar. Ricardo Sosa, doctor en criminología, explicó que esta agrupación delictiva ya había sido intervenida por las autoridades en 2024. “La pandilla juvenil ‘La Raza Estudiantil’ no es nueva. Ya en septiembre y octubre de 2024, la Fiscalía realizó operativos que terminaron con capturas, instrucción formal y detención provisional para varios estudiantes”, señaló.
Sosa advirtió que el 30 % de los detenidos en esta operación son mujeres, lo cual, según dijo, evidencia “una falla social, especialmente en el entorno familiar”. Para el criminólogo, esta participación femenina refleja un deterioro preocupante en los valores y en la supervisión dentro del hogar.
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En ese sentido, hizo un llamado directo a los padres de familia a retomar su papel en la formación de sus hijos. “Los padres de familia tienen que regresar a la raíz, que es amar, cuidar, proteger y tener una relación cercana y estrecha con sus hijas y con sus hijos”, expresó Sosa, instando a mantener una comunicación constante y significativa.

En relación con la respuesta del sistema educativo y otras instituciones, Sosa reconoció el papel del Ministerio de Educación en la investigación. Sin embargo, recalcó que este fenómeno requiere un enfoque multidisciplinario: “Este no es un tema solo policial o judicial. Es una labor de toda la sociedad. Las iglesias, los colegios privados y las comunidades deben asumir su responsabilidad también”.
Además, señaló que se han confundido los roles dentro del sistema educativo. “El maestro está para enseñar materias y modelar una figura; siempre dejan huella, y en la mayoría de casos, positiva. Pero durante este siglo se les han atribuido funciones que no les corresponden. Los profesores no son padres de familia”, subrayó.
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Ricardo Sosa concluyó que, ante este tipo de fenómenos, es indispensable que sociedad, familia e instituciones trabajen en conjunto para prevenir nuevas formas de organización criminal entre los jóvenes. La vigilancia en el hogar, la orientación y el acompañamiento emocional son claves para evitar que más adolescentes caigan en estructuras delictivas.