AFP
La “Superliga” europea está “apartada” pero no los “problemas” económicos de los grandes clubs, en el origen de este proyecto de competición privada nacido muerto, aseguró el miércoles el presidente del AC Milan, anunciando nuevas pérdidas financieras.
El vigente campeón de Italia redujo sus pérdidas en cerca de un tercio pero acusó todavía un déficit de 66,5 millones de euros (65,9 millones de dólares) durante la temporada 2021-2022, contra los 96 millones de euros (95,1 millones de dólares) del ejercicio anterior, según el balance contable aprobado por los accionarios.
En el último ejercicio bajo la gestión del fondo de inversión Elliott Management, que cedió la propiedad el pasado mes de agosto al fondo estadounidense Redbird por 1.200 millones de euros (1.189,4 millones de dólares), la cifra de negocios aumentó un 14% a 297,7 millones de euros (295,07 millones de dólares), precisó el club.
“Los resultados presentados hoy señalan una tendencia de inversión constante, que ha tenido lugar a pesar de la crisis del sector y de la economía en general”, estimó en un comunicado Paolo Scaroni, presidente del AC Milan, club cuyas pérdidas habían alcanzado un pico en 2020 en 195 millones de euros (193,28 millones de dólares).
Ante medios de comunicación italiano, el dirigente confirmó que el club había “dejado de lado” el proyecto de “Superliga”, iniciativa de competición privada de la que el Milan formaba parte junto a otros once equipos europeos antes de derrumbarse por las protestas de los aficionados y las amenazas de la UEFA. Solo el Real Madrid, la Juventus de Turín y el FC Barcelona continúan defendiendo ese proyecto presentado en abril de 2021.
“Pero lo que no se ha dejado de lado, son los problemas que han nacido de esa idea. Espero que la UEFA se encargará de encontrar soluciones”, añadió, citado por los medios.
El pulso entre la UEFA y los últimos tres equipos que defienden la “Superliga” está ahora en manos de la justicia europea: un litigio sobre un supuesto abuso de posición dominante por parte de la UEFA aterrizó a mediados de julio ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (CJUE) en Luxemburgo.