La sequía en Siria transforma los campos de trigo en forraje

AFP

Este año, Moussa Fatimi tuvo que vender su escasa cosecha de trigo a los pastores como forraje a causa de la sequía que afecta al noreste de Siria, país afectado por la guerra donde 60% de la población tiene dificultades para alimentarse.

“Por segundo año consecutivo, estamos confrontados a la sequía”, dice a AFP este agricultor de 85 años frente a su campo árido en una región que otrora era calificada como granero del país. 

“La cosecha de este año no es suficiente para garantizar nuestro propio suministro de pan. Nuestras pérdidas se cifran en millones”, lamentó.

Con el cambio climático, las sequías e incendios forestales son cada vez más frecuentes en el mundo, y Siria, afectada por una guerra civil desde hace más de diez años, ha vivido años cada vez más secos y cálidos.

La región del noreste, antes fértil, está particularmente afectada.  

En el pueblo de Oum Hajrah situado a 40 kilómetros al noreste de la ciudad de Hassaké, Fatimi contempla su campo donde ahora el ganado pasta.

Se acuerda de una época en que los camiones hacían cola para transportar sacos de trigo. Hoy son las ovejas las que ocupan estos campos.

“No hemos recolectado un solo grano de trigo”, dijo. “Cuando veo a las ovejas pastar en los campos, tengo la impresión de que las cosechas se desperdiciaron”.

– Cambio climático –

La temperatura del noreste de Siria ha aumentado un grado Celsius desde hace 100 años, y las precipitaciones bajaron unos 18 mm mensuales, por siglo, según un informe de la ONG iMMAP publicado en abril. 

Las temperaturas deberían ser superiores en al menos 2 grados Celsius de aquí a 2050, mientras que las precipitaciones deberían diminuir 11% en las próximas tres décadas, precisa la ONG en ese informe relativo los impactos del cambio climático sobre la producción de trigo en el noreste de Siria.

Otro agricultor de la región, Salmane Mohammad Barko, también transformó sus campos en pastizales, pero eso no compensa ni el costo de las semillas.

“Los agricultores enfrentan inmensos desafíos: el cambio climático, la sequía, una baja producción, menos precipitaciones”, se lamenta. 

Y las autoridades locales temen apoyar a un sector agrícola también afectado por los precios elevados de los combustibles, las semillas y los abonos.

La administración semiautónoma kurda, que controla la región, ayudó a irrigar las tierras y a ofrecer a los agricultores semillas y combustible subvencionados, señala Leila Mohammed, responsable local encargada de la agricultura. 

“Las condiciones climáticas afectaron  la producción y la calidad” de los cultivos de trigo, indicó.

Agregó que la baja de la producción es también causada por el éxodo de los agricultores durante los años de guerra

Además de la falta de agua, grupos proturcos construyen diques que bloquean las aguas del río Jabur, que nace en Turquía y atraviesa una gran parte del noreste sirio, pasando por la región de Hasaké, controlada por los kurdos, según la ONG holandesa PAX. 

– “Temporada baja” –

Para Moussa Mohammed, la administración kurda hace poco. Las autoridades compran trigo a los agricultores a 2,200 libras sirias (unos 0,4 euro) el kilo. 

“Este precio no compensa nuestros gastos, debieron haberlo fijado en 3000 libras al menos”, considera este agricultor de 55 años.

La producción de trigo en Siria era en promedio de 4,1 millones de toneladas anuales antes de la guerra desencadenada en 2011. 

Las cantidades eran suficientes para responder a la demanda local, pero el país viró después hacia las importaciones, en particular de Rusia. 

La perturbación de los flujos de exportación luego de la invasión de Ucrania y las sanciones  internacionales contra Rusia hacen temer una fuerte hambruna en un país donde cerca del 60% de la población sufre en la actualidad de inseguridad alimentaria.

“Los agricultores dependen totalmente de las cosechas de temporada y este año han sido bajas a causa de los elevados precios y del cambio climático”, señala Mohammed.