La crisis del petróleo complica el desmantelamiento de las viejas plataformas

AFP

La caída del precio del barril está obligando a las compañías petroleras a recortar gastos y podría poner en peligro el desmantelamiento previsto de viejas plataformas petroleras, sobre todo en el mar del Norte, pese a los riesgos que suponen para el medio ambiente.

Los activistas de Greenpeace alertaron en 2019 de la contaminación marina que provocan estas instalaciones abandonadas y oxidadas en el mar desde hace más de 50 años y en cuyos depósitos todavía hay petróleo.

Desde entonces, la pandemia de coronavirus hundió el precio del petróleo y en consecuencia los ingresos de grandes petroleras como Total, Royal Dutch Shell o BP, que están haciendo grandes recortes de gastos.

Y los gastos del desmantelamiento “no están entre sus prioridades”, dijo a la AFP Sonya Boodoo, analista de Rystad Energy.

Según la asociación profesional Oil and Gas UK, estaba previsto un presupuesto anual de 1.500 millones de libras (1.880 millones de dólares) para desinstalar y reciclar las viejas infraestructuras en el Reino Unido.

Pero ahora ese presupuesto de antes de la pandemia de coronavirus debería reducirse en un 10%, según Sonya Boodoo.

“Numerosas plataformas británicas fueron construidas en los años 1970”, recuerda en una nota Romana Adamcikova, un analista de Wood Mackenzie, “en un momento en que el fin de su uso no estaba previsto en su concepción”.

– Derogaciones –

En su primer informe anual publicado antes de la crisis, Oil and Gas UK identificó 1.630 pozos que hay que desmantelar en la próxima década en aguas británicas, lo que supone una cada dos días y el equivalente de 1,2 millones de toneladas de hormigón y acero que hay que retirar.

El Reino Unido es el país más afectado por esta cuestión en los próximos diez años, según Wood Mackenzie.

Las estructuras de la superficie se desmantelan sistemáticamente pero se mantienen las que hay en el fondo del mar.

La Convención sobre la Protección del Medio Marino del Atlántico Nordeste (llamada OSPAR) de 1998 permite varios tipos de derogaciones.

Pueden beneficiarse de esta derogación las estructuras muy grandes porque son demasiado grandes para sacarlas del agua. Es el caso de las instalaciones de acero de más de 10.000 toneladas o de los enormes depósitos de acero.

El desmantelamiento del campo petrolero de Brent, situado el noreste de la islas Shetland, en Escocia –y simbólico porque lleva el nombre de un petróleo de referencia– es motivo de discordia entre los países miembros de la OSPAR.

Tras casi cincuenta años de actividad –el campo fue descubierto en 1971 y explotado a partir de 1976– Shell quiere abandonar en el mar elementos de la estructura de cuatro plataformas sin actividad, así como 640.000 metros cúbicos de agua y 40.000 metros cúbicos de sedimentos que contienen unas 11.000 toneladas de petróleo.

Los activistas de Greenpeace, con pancartas rezando “Shell, limpia detrás tuyo”, asaltaron dos de estas plataformas en octubre, una acción condenada por la justicia.

La OSPAR pidió sin embargo a Shell que revise su política e incluya al menos una fase de limpieza.

“Seguimos esperando”, dice a la AFP David Santillo, un científico de los laboratorios de Greenpeace en la universidad de Exeter.

“En los últimos tiempos hay presiones para relajar las reglas”, sobre todo por parte del Reino Unido, asegura.