AFP
La Corte Suprema estadounidense dio este jueves su visto bueno a la ejecución de un hombre condenado a muerte por un crimen federal, después de desestimar varios recursos de sus abogados argumentando que tiene problemas mentales.
Esta decisión significa que Wesley Purkey, de 68 años, será el segundo condenado federal que será ejecutado esta semana, tras la muerte de Daniel Lee el martes.
El gobierno de Donald Trump, partidario de recurrir a la pena capital en Estados Unidos, reanudó las ejecuciones federales tras 17 años de interrupción. Otras dos ejecuciones están previstas el viernes y el 28 de agosto.
Wesley Purkey fue declarado culpable en 2003 de haber violado y asesinado a una joven de 16 años, antes de desmembrarla y quemar su cuerpo. Después tiró las cenizas a una fosa séptica.
Su ejecución, en la prisión de Terre Haute en Indiana (Norte) donde Daniel Lee fue ejecutado, ha sido postergada varias veces gracias a los recursos de sus abogados, que dicen que el condenado sufre la enfermedad de Alzheimer y esquizofrenia y ejecutarlo es “inhumano”.
“La petición para sobreseer la ejecución de la sentencia de muerte ha sido rechazada”, concluyó la Corte. Cuatro de los nueve jueces mostraron sin embargo su desacuerdo con la decisión.
El fiscal general Bill Barr anunció el año pasado el fin de la moratoria de las ejecuciones federales, en vigor desde 2003, haciéndose eco de la voluntad de Donald Trump.
En Estados Unidos, la mayoría de los delitos se juzgan a nivel estatal, pero la justicia federal puede ocuparse de los crímenes más graves (ataques terroristas, crímenes racistas) o cometidos en bases militares.
El apoyo a la pena de muerte se ha erosionado entre los estadounidenses, según las encuestas, pero sigue siendo fuerte entre los votantes republicanos, 77% de los cuales está a favor de ese castigo para los asesinos.
– “No tiene una comprensión racional” –
Rebecca Woodman, una de las abogadas de Purkey, lo describió como “un hombre con graves daños cerebrales y enfermedades mentales que sufre de Alzheimer avanzado y demencia”.
“Aunque hace tiempo que aceptó la responsabilidad de su crimen, ya no tiene una comprensión racional de por qué el gobierno planea ejecutarlo”, dijo Woodman.
Daniel Lewis Lee, de 47 años, un exsupremacista blanco condenado por los asesinatos de 1996 de una familia de tres personas, fue ejecutado por inyección letal el martes en la misma prisión de Indiana donde está previsto que muera Purkey.
Otro preso federal, Dustin Lee Honken, 52, será ejecutado el viernes por cinco asesinatos, incluyendo los de dos niñas de 10 y 6 años.
La pena de muerte fue reinstaurada a nivel federal en 1988 pero sólo se había ejecutado tres veces antes de la ejecución de Lee, la última en 2003.
Más de 1.000 líderes religiosos de Estados Unidos pidieron a Trump la semana pasada a abandonar los planes de reanudar las ejecuciones federales.
Pero el presidente de Estados Unidos, que se enfrenta a una dura batalla de reelección en noviembre, ha pedido que se intensifique la pena capital, especialmente para los traficantes de drogas y los asesinos de policías.
Sólo un puñado de estados de Estados Unidos, principalmente en el sur conservador, se siguen llevando a cabo las ejecuciones.
En 2019, 22 personas fueron ejecutadas. Una de las ejecuciones federales más recordada es la de Timothy McVeigh, ejecutado con la inyección letal en 2001 por el ataque perpetrado contra un edificio federal en Oklahoma en 1995 que mató a 168 personas.