AFP
Francia desplegó el viernes blindados y 45.000 policías para contener los disturbios provocados por la muerte de un joven baleado por un agente que, aunque “con menor intensidad”, continuaron por cuarta noche con casi 500 detenidos.
En la víspera del funeral del joven Nahel, de 17 años, el presidente centrista Emmanuel Macron reforzó las medidas de seguridad y apeló directamente a los padres de los menores que han participado en las tres noches previas de protestas.
Su ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunció el despliegue de 45.000 agentes en el país y autorizó la movilización de unidades blindadas de la gendarmería, un cuerpo militar que tiene competencias de seguridad pública.
Sin embargo, la noche volvió a traer destrozos, saqueos y lanzamientos de proyectiles contra los furgones de la policía, que respondía con gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.
Alrededor de las 02H30 (00H30 GMT), el ministro anunció que se habían detenido a 471 personas, pero señaló que la violencia era de “una intensidad mucho menor”, con algunas regiones muy tranquilas.
Los altercados estallaron el martes en los suburbios de París y se extendieron por el país tras la muerte de Nahel, de 17 años, por un disparo a quemarropa de un agente durante un control de tránsito en Nanterre, al oeste de la capital.
El día de mayor tensión, el jueves, se saldó con 875 detenciones y 249 agentes heridos, así como 492 edificios atacados y 2.000 vehículos calcinados.