AFP
La palabra ‘fin’ no entraba en su vocabulario. Y rechazó pronunciarla hasta el final, sabedora que ello implicaba claudicar ante lo inevitable, algo impensable, imposible para ella, la eterna e irredenta luchadora, dentro y fuera de las pistas.
Y sin embargo… A sus 40 años, Serena Williams tuvo que resignarse, no sin antes gastar un último cartucho en el US Open, escenario de sus mayores gestas, antes de serlo de su adiós al tenis profesional que hizo de ella una campeona de excepción con el mejor palmarés de la era moderna gracias a 23 títulos de Grand Slam.
Luego de dos victorias impresionantes e impulsada por su insaciable sed de victoria, terminó por ceder en tercera ronda ante la australiana Ajla Tomljanovic.
En el momento del adiós se destapó el torrente de emociones: las lágrimas invadieron sus mejillas y un nudo se formó en su garganta. ¿Pero podría ser que volviese atrás en su decisión? “No lo creo, pero nunca se sabe”, respondió. Irreductible.