AFP
El expresidente ecuatoriano Abdalá Bucaram, destituido del cargo en 1997 y ahora salpicado por presuntos casos de corrupción en el marco de la pandemia de coronavirus, fue detenido este miércoles por sospechas de “delincuencia organizada”, en su segundo arresto en tres meses, indicó la Fiscalía.
Además de Bucaram, quien ya era indagado por supuesto tráfico ilícito de armas y municiones, fue arrestado un funcionario de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) de Quito.
“El expresidente Abdalá B. y un funcionario de la AMT son detenidos en allanamientos simultáneos (…). Se los investiga por presunta delincuencia organizada”, señaló la Fiscalía a través de su cuenta en Twitter.
Agregó que el caso “involucraría” a Jacobo, uno de los hijos de Bucaram, y a tres funcionarios de la AMT “contra quienes se inició una investigación en mayo de 2020” tras la detención de dos israelíes que se dedicaban a la venta irregular de insumos médicos en medio de la crisis sanitaria por la covid-19.
Los extranjeros, que declararon haber vendido varios miles de test para detectar el coronavirus a Jacobo Bucaram, fueron atacados el sábado en la celda de una cárcel del puerto de Guayaquil (suroeste) y uno de ellos murió.
Escándalos de corrupción por la compra de insumos médicos con sobreprecio por parte de hospitales públicos durante la pandemia involucran ya a Jacobo y dos de sus hermanos, entre ellos Abdalá, un exdiputado y excandidato presidencial que se encuentra en Estados Unidos. Los tres están prófugos de la justicia, que ordenó su prisión.
El exmandatario Bucaram, de 68 años, fue detenido momentáneamente en junio en el marco de las investigaciones por la venta de insumos con sobreprecio. En su vivienda fueron encontrados un arma y bienes patrimoniales, y la justicia decidió indagarle por ello aunque desistió de involucrarlo en el caso por el que son solicitados sus tres hijos.
Luego de que el Parlamento lo destituyera de la presidencia de Ecuador en febrero de 1997, en medio de protestas sociales y seis meses después de haber asumido el cargo, Bucaram vivió exiliado durante dos décadas en Panamá.